Este viernes 19 de junio, el doctor José Gregorio Hernández Cisneros fue aprobado como beato por el papa Francisco, anunció el sitio de la Santa Sede, Vatican News. Conocido como el ‘Médico de los Pobres’ en Venezuela y América Latina, Hernández dedicó su vida a atender a pacientes sin ningún interés lucrativo hasta su muerte en 1919.
Por esta evidente vocación de servicio, hoy se suma a los beatos de Venezuela tras la autorización de los decretos promulgados por la Congregación para las Causas de los Santos. A Hernández se le atribuye algunos milagros, uno de estos, ocurrido en 2017, es el que lo llevó a este grado.
PUEDES VER: Vulnerables y amedrentados: indígenas venezolanos son olvidados en medio de una pandemia
“Comprendió que Dios lo estaba llamando a la vida laical, y se convirtió en Terciario Franciscano, de modo que, como san Francisco de Asís, reconoció el rostro de Jesús en cada enfermo”, describió el Vaticano en un comunicado oficial.
“Una fe viva lo acompañaba siempre: para él la medicina era una misión, sobre todo para los más necesitados. A menudo compraba medicinas para sus pacientes y en lugar de pedirles dinero por la consulta, se la daba”, agrega.
Otros tres beatos fueron autorizados. El argentino Mamerto Esquiú, el alemán Francisco María de la Cruz y la italiana María Laura Mainetti.
La beatificación del médico José Gregorio Hernández representa un largo proceso iniciado en 1986, cuando el papa Juan Pablo II lo declaró como El Venerable, a 57 años de su fallecimiento.
El ‘Médico de los Pobres’ nació en el estado Trujillo en 1864. Fue el primero de seis hermanos. Se graduó en Medicina y siguió sus estudios en otras ciudades de Europa y América.
Posteriormente fue catedrático y científico. En Venezuela, fue uno de los primeros en introducir el microscopio y fundó la cátedra de bacteriología en una universidad de Caracas.
Se ganó el apelativo de “Médico de los Pobres”, debido a su vocación de servicio. Regalaba medicinas a sus pacientes y no cobraba por ello, además, resaltó por su inclinación religiosa.
En 1908, viajó a Italia para ser monje. Entró en la comunidad de Certosa di Farneta, en la provincia de Lucca, pero lo abandonó por un problema de salud. Años después comenzó nuevamente estudios teológicos en el Colegio Pío Latinoamericano en Roma. Otra vez calló enfermo y dejó de lado este sueño.
José Gregorio Hérnandez se convirtió después en Terciario Franciscano y se dedicó a curar enfermos. Fue pieza clave durante la epidemia de fiebre española.
El 29 de junio de 1919, mientras iba a la farmacia a comprar medicinas para una anciana, sufrió un atropello con auto y falleció camino al hospital.
Su beatificación se le atribuye a un milagro realizado a Yaxury Solórzano, en 2017, en Venezuela.
Según reseña El Nacional, la menor de 10 años fue herida de bala en la cabeza tras un asalto a su familia.
Su estado era muy grave y corría riesgo de quedar con discapacidad severa. Su padre pidió “ayuda” a José Gregorio Hernández, considerado santo por los venezolanos. Veinte días después, la niña se recuperó por completo.
Hernández murió en el año 1919 a la edad de 54 años, luego que fue atropellado por un automóvil, en la esquina de Amadores, La Pastora, Caracas. Actualmente sus restos se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria en la capital de Venezuela. Anteriormente, su cuerpo reposaba en el Cementerio del Sur de la misma ciudad.
¡Oh Señor Dios mío, Todopoderoso! Que tanto has bendecido a tu amado siervo José Gregorio, y que por tu gran misericordia le has dado el poder de curar enfermos y socorrer a los necesitados, concédele Señor la gracia de curarme como médico espiritual de mi alma y de mi cuerpo, si ha de ser para tu gloria.
Te pido esto Señor mío en nombre de tu amado Hijo quien nos recomendaba estas bellas enseñanzas: “Pedid y se os dará. Todo el que pide recibe. Pero pedid con fe. Todo es posible para quien tiene fe. Todo lo que pidiéreis al Padre en mi nombre os lo concederá”.