Para muchos políticos brasileños, la directrices tomadas por Jair Bolsonaro para ponerle el pecho al coronavirus en el país ha provocado que el ciudadano “ya no sepa a quién hacer caso”. Una idea que también comparte Luiz Henrique Mandetta, ministro de Salud de Brasil.
La cabeza de la cartera de salud en el país vecino vaticinó que para las próximas semanas —cuando el pico de contagio y muertes por coronavirus llegue acaso llegue a su auge— la población “se arrepentirá de no hacer lo que tenía que hacer”, no sin antes tener un sistema “colapsado”.
En entrevista con el portal brasileño ‘G1’, Mandetta avizoró que “habrá una confrontación entre lo que somos y hacia dónde queremos ir durante los próximos meses”. “Obviamente, el Ministerio de Salud será el más cuestionado”, lamentó la máxima autoridad sanitaria.
Mandetta y Bolsonaro
Pero no solo habló de ello, sino también de la supuesta mala relación que tiene con Bolsonaro, quien, según la prensa local, casi lo despide de su cargo. “No hay nadie en contra ni a favor. Nuestro adversario es el coronavirus. El Ministerio de Salud entiende la economía, pero llama por el lado del equilibrio de protección de la vida”, puntualizó Luiz Henrique.
“Eso lleva al brasileño a una duda: no sabe si escucha al ministro de Salud, si escucha el presidente, o a quién escucha él”, agregó el ministro de Salud brasileño. Desde que la pandemia galopó en Brasil, Jair Bolsonaro ha exigido un raudo regreso a la normalidad y hasta ha menospreciado la relevancia del nuevo coronavirus, a propósito de disparar contra el aislamiento y distanciamiento social de los ciudadanos como medida de prevención.
Hasta el cierre de esta nota, el Gobierno brasileño oficializó más de 22.000 casos confirmados y más de 1.000 muertos por COVID-19. En esa línea, Mandetta apuntó que “los meses de mayo y junio serán los más difíciles para las ciudades”. “No podemos comparar a Brasil con un país pequeño. Somos el continente mismo”, detalló.