BBC, EFE, AFP
El nuevo líder del Partido Conservador y primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, es uno de los políticos más conocidos de su país. Con 55 años de edad, mantiene un estilo desaliñado ejemplificado por su alborotada melena rubia y unas camisas que se le salen de los pantalones, son parte de esa imagen que tal parece cautivar.
Sus éxitos se han apoyado en gran parte en su capacidad para combinar la seriedad de sus distintos puestos políticos con su carácter afable y cómico, algo no muy común en la vida pública actual.
Pero en su elevado perfil —construido primero como periodista y luego como parlamentario, alcalde de Londres y ministro de Exteriores— los logros han ido con frecuencia de la mano de ácidas polémicas.
Amado por unos y odiado por otros, Johnson ha sido descrito como un bufón sin principios por sus críticos y como “un tesoro nacional” por sus partidarios.
El exalcalde de Londres ciertamente ha sabido sacar partido a su imagen de inglés excéntrico y erudito que no le tiene miedo al ridículo, hasta llegar al cargo más importante del país a pesar de sus numerosos errores.
Muchos recuerdan a Johnson cuando se colgó de un cable mientras que con sus manos agitaba dos banderas de su país. Esa fue la manera singular, como alcalde de Londres, de celebrar la primera medalla de oro británica en los Juegos Olímpicos 2012 en su ciudad.
Este jueves 25 de julio, un día después de asumir el cargo, en su primera intervención parlamentaria, Boris Johnson, ya en su condición de jefe del Gobierno, reiteró su promesa de sacar al Reino Unido de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre y expresó su aspiración de convertir al país en “el más grande del planeta”.
Johnson , artífice de la campaña del “brexit” o salida británica de la Unión Europea (UE), llegó al puesto después de que la todavía primera ministra, la conservadora, Theresa May, dimitiera en junio por la crisis del “brexit” al no conseguir que el Parlamento aprobase su acuerdo de retirada de la Unión Europea.
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En 2016 fue nombrado ministro de Exteriores por Theresa May, algo que fue interpretado como un reconocimiento del papel que había jugado como uno de los líderes en la campaña para salir de la Unión Europea.
Durante la misma, y posteriormente, fue criticado por apoyar la afirmación de que Reino Unido envía semanalmente £ 350 millones (unos US$ 435 millones) a la Unión Europea, cifra que apareció en uno de los autobuses de campaña y que llevó a un intento infructuoso de perseguir legalmente a Johnson por “engañar a la gente”.
Los críticos mantienen que la cifra es errónea al no tener en cuenta los reembolsos de Reino Unido o lo que la UE gasta en el país. Pero Johnson siguió erigiéndose como uno de los mayores portavoces y líderes del ala más favorable a un brexit “duro” dentro del Partido Conservador.
El jefe del Labour, partido opositor, Jeremy Corbyn, denunció un “gobierno de extrema derecha” y advirtió que se opondrá a cualquier acuerdo de brexit que no proteja al empleo, los derechos de los trabajadores y al medio ambiente.
El socialdemócrata le recordó a Johnson el apoyo que ha recibido de EEUU, de Donald Trump –que le llamó originalmente “el Trump del Reino Unido”–, y alertó contra convertir a este país en un estado “vasallo”.
Corbyn reclamó a Johnson que descarte abrir a las empresas estadounidenses el sistema público de salud británico, mediante un acuerdo comercial con EEUU.
El nobel de literatura peruano, Mario Vargas Llosa, criticó este miércoles al nuevo primer ministro británico. “El Partido Conservador, el partido que fue el de la señora (Margaret) Thatcher, de Winston Churchill, acaba de elegir como su presidente a un mentiroso y a un payaso como es Boris Johnson”.