Locomía puso a bailar a miles de jóvenes de los años 80 y 90 con sus inusuales pasos en España y Latinoamérica. Peculiares peinados, trajes y abanicos identificaban a la agrupación ibérica que supo romper esquemas. Al inicio, sin embargo, sus integrantes no sabían cantar. ¿Cómo fue que se convirtieron en una de las mayores sensaciones de la época?
En sus primeras presentaciones, esta popular banda recurrió al playback para cubrir la poca experiencia en el canto de Francesc Picas, Manuel Arjona, Carlos Armas y Juan Antonio Fuentes.
Todo cobra sentido cuando entendemos que Locomía no era originalmente un grupo musical, sino uno de moda y bailes que se presentaba en las movidas noches de Ibiza.
Recientemente, Locomía confirmó su regreso a tierras peruanas con su gira internacional 2023. La banda española que conquistó gran parte de Latinoamérica en los 90 ofrecerá una presentación el próximo jueves 27 de abril en el C.C. Arena Bar del distrito de Barranco.
Asimismo, los fanáticos podrán comprar las entradas en Teleticket a partir del 9 de marzo.
Locomía grabó su primer álbum, titulado “Taiyo”, en 1989. Este incluía temas icónicos como “Loco Mía”, “Rumba, samba, mambo” y “Gorbachov”.
No obstante, las voces no eran propias de los cantantes. El rumbo que tomó el grupo bajo Gil no agradó mucho a Font, quien tuvo que hacer las voces de playback, al igual que el ejecutivo.
“Yo tenía que salir haciendo su playback, que es algo que nunca había utilizado ni había dicho por no desmerecer a mi propia banda. No por taparle al Gil el que él se ponía a cantar sin darnos de oportunidad a nosotros. En un disco que eso lo canta... Bueno, ahora ya con el rollo reggaetón, nadie canta. Pero aquello no era cantar, era recitar una letra. Y lo hacía porque mi voz es tan de hombre como la de él”, señaló Font a El Diario de España.
La agrupación lanzó su primer disco, "Taiyo", en 1989. Foto: Locomía
Esta dificultad fue superada con el paso del tiempo y los integrantes fueron ganando más libertad para cantar con sus propias voces. “Cuando llegó Gil estuvimos dos años dando clases de baile y de canto, nos profesionalizamos. No parábamos de trabajar”, comentó Manuel Arjona en una ocasión.
Todo comenzó cuando un joven Xavier Font buscaba crear una “tribu urbana”, según sus propias palabras, en el año de 1984, junto a su novio Gard Passchier y a Manuel Arjona.
“Cuando llegué a Ibiza me pareció otro planeta. Yo venía de Viladecans, donde tenía que ocultar mi identidad sexual. Y en la isla si eras un chico e ibas con falda no te miraba nadie. Fue un cambio salvaje”, relató el fundador de Locomía en diálogo con el diario El País.
Xavier llamó a su hermano Luis y los cuatro empezaron a reunirse en una casa de Ibiza para confeccionar trajes con los que irían a Ku, la discoteca de moda en aquel balneario de España. Los dueños los vieron y acordaron darles un millón de pesetas (hoy unos 6.000 euros) a cambio de subir a la plataforma, bailar y ser coquetos.
“Llevaban unos abanicos pequeños y aprecié un movimiento que me cautivó. Llegué a mi casa y empecé a construir. Como soy un exagerado me inventé los abanicos XXL”, afirmó Font.
La banda ganó fama en la isla -Freddie Mercury incluso visitó su boutique- y, tras 4 años de éxito, el ejecutivo discográfico José Luis Gil les ofreció convertir a 4 de ellos (eran 15) en cantantes.
Locomía cosechó el éxito en Latinoamérica, pero fue fugaz debido a un duelo de egos. Foto: Infobae
Tras hacerse de un nombre en España, Locomía incursionó en tierras latinoamericanas y se convirtió en todo un éxito. Pero la debacle no tardó en llegar.
En 1992, Gil había conseguido un jugoso contrato para que la banda entrara al mercado estadounidense, pero decidió poner al frente a Font, quien estaba en Miami. Este último convence a los muchachos de romper el contrato.
Gil creó un grupo paralelo de Locomía, que incluía a Luis Font, y ambas versiones de la banda compitieron entre sí hasta que su éxito se desvaneció. Hoy, Xavier Font es dueño del grupo y Gil de las canciones, y la rivalidad entre ambos fue retratada en un documental reciente de Movistar +.
El grupo continúa hasta la fecha, con otros integrantes, pero utiliza fundamentalmente el playback.
Tras su salida de la agrupación, Manuel Arjona cayó en los excesos nocturnos, pero luego se recuperó y trabajó como bailarín en la sala Bikini de Barcelona, además de reintegrarse brevemente a Locomía en 2011. Juan Antonio Fuentes está dedicado actualmente a la hostelería y abrió un restaurante en Cuba con su pareja.
Carlos Armas se sumergió en las adicciones tras el ocaso de la banda, pero luego volvió a la música junto a Javier Pastrana para formar el grupo Vatikano, de corta duración, y hoy dirige una tienda de moda en Tenerife.
Francesc Picas intentó ser solista y tras ello se licenció en Psicología; también abrió una empresa de complementos de moda y escribió 8 libros. Santos Blanco, quien sustituyó a Fuentes, murió en 2018 a los 46 años por un trombo pulmonar.
Picas, Armas, Font y Arjona en una reunión de Locomía a finales de la década pasada. Foto: Clarín
“Locomía” es el documental lanzado este 2022 sobre la banda del mismo nombre, que narra una historia de “éxito, traiciones, celos, anarquía, homofobia y olvido”, según avisa su descripción. Los tres episodios de esta producción están disponibles en España por Movistar +.
El documental de Locomía está disponible en Movistar Plus España desde el 22 de julio. Foto: Movistar +
Desde el año 1988, José Luis Gil no permitió que Locomía se presentara en fiestas relacionadas a la comunidad LGBT. Los miembros del grupo, que eran homosexuales, tuvieron que ocultar sus preferencias sexuales.
“La ambigüedad es comercial; lo definido, sea lo que fuere, limita y reduce el público”, les decía Gil, de acuerdo con el diario El Confidencial.
“A mí me preguntaba un periodista que si tenía novia y yo le decía que sí, que tenía un novio guapísimo, y de golpe tuvimos que dejar de expresarnos con libertad, que escondernos, ser ambiguos todo el tiempo. Nos prohibió ser gais, igual que hizo con Miguel Bosé, al que Gil decía que ‘Don Diablo’ no era comercial”, manifestó Xavier Font a dicho medio.
Los integrantes de Locomía tuvieron que ocultar su homosexualidad del público. Foto: El Confidencial
En el antiguo Egipto y China, el abanico era visto como un símbolo de autoridad y distinción. En Japón, era empleado tradicionalmente para saludar.
Estos objetos se volvieron especialmente populares en la Europa de los siglos XVI y XVII, pero su momento de mayor presencia en la burguesía fue el siglo XVIII.
Con el tiempo, sus movimientos conformaron un lenguaje usado por las damas para comunicarse con los caballeros de forma discreta.
El abanico está muy arraigado en diversas culturas. Foto: AFP
“A Gard (novio de Xavier Font) le preguntaron por qué llevábamos esos abanicos tan grandes y él quiso responder que era ‘una locura mía’, pero como no dominaba la gramática española, dijo que era una ‘locomía’. A todos nos encantó el nombre”, señaló en una ocasión el creador de la banda.
Manuel Arjona, uno de los miembros fundadores de Locomía, nació en Barcelona. Aportó su baile y sus voces al grupo hasta su salida en diciembre de 1992.
Manuel Arjona en la actualidad. El barcelonés fue uno de los miembros fundadores de Locomía. Foto: ABC