Diego Rivera en "Mande quien mande": "Con Carlos tengo cosas en común y María Pía es como una hermana mayor"

El estreno de “Mande quien mande” generó alta expectativa entre la teleaudiencia peruana. A través de las pantallas de América TV, se pudo ver el regreso a la conducción de María Pía Copello y la ‘Carlota’, personaje interpretado por Carlos Vilchez. Con este nuevo formato, también se abrieron las puertas para nuevos rostros que se suman como parte del equipo. En escena entra Diego Rivera, joven que, tras algunos años siendo parte del rubro de las comunicaciones, ahora tiene la oportunidad de estar frente a cámaras. 

En conversación con La República, el también humorista de 26 años nos habla sobre cómo fue convocado para este formato televisivo y las experiencias que ha ganado al estar por primera vez en la pantalla chica. A su vez, conoceremos su largo recorrido en los últimos años y cómo surgió la idea de realizar stand up comedy.

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—Te has convertido en el nuevo miembro de “Mande quien mande”, ¿cómo fue el proceso para ingresar al programa?

—Bueno, el año pasado me fui de gira con el stand up de “Nada es para tanto” y, tras terminar, como a mediados de diciembre, me contacta Roxanita Cacho, que es una de nuestras productoras, que ya me había contactado antes. Me contactó nuevamente para “Mande quien mande”. No me dijo mucho, pero me dijo que había un proyecto nuevo de América Televisión, que sería con María Pía. Fui y me contaron que era con la ‘Carlota’, que era el regreso de la ‘Carlota’ a las pantallas después de tanto tiempo, también María Pía. Llevaba el nombre de “Mande quien mande” y necesitaban una persona que vea el tema de las redes sociales, una cara nueva, una cara fresca que nadie conozca y ahí... pues encajé perfectamente. 

—También fuiste llamado para ser parte de “En boca de todos”, ¿cómo se dio este primer contacto con América TV? 

—Para ese momento trabajaba en la radio, era locutor en Onda Cero. Me parece que a través de Rafael Cardoso, 'Rafa' le da mi número a Roxana y ella me llama para ser reportero de “En boca de todos”. Ahí no hubo reunión, no hubo nada, no la conocí. Todo fue mediante llamada y mensajes de WhatsApp. Pero creo que en ese momento no podía porque estaba planeando hacer la gira, estaba en la radio y me iba muy bien, no me llamó tanto la atención. Seguramente en el momento tampoco. 

—¿Qué tal ha sido la experiencia, hasta ahora, de trabajar junto a María Pía Copello y Carlos Vilchez? 

—Es bien chévere, no te voy a mentir. La primera persona que conocí fue Carlos. (...) Y, pucha, uno tiene a la ‘Carlota’ o Carlos Vílchez con la trayectoria en el cielo. No sabía cómo era, no sabía si era divo o algo, porque es normal, eso pasa. (...) Es como un padre, desde el primer día Carlos me recibió tremendamente y eso era un miedo que yo tenía. No sabía si iba a tener la talla con Carlos y María Pía. 

—Con respecto a María Pía, desde el primer día también superpilas, siempre fue muy real. Pía es una mujer real, así como la ves en la TV, así es. Para mí, me tocó dos compañeros increíbles. Con Carlos tengo muchas cosas en común, pero María Pía es como una hermana mayor. Los dos desde el primer día me dijeron: “Flaco, esto es poco a poco, nosotros te vamos a dar la mano cada vez que podamos, y estamos aquí para apoyarte”. Qué afortunado soy de tener a estos dos ‘monstruos’ como compañeros. 

—¿Qué opinas de los comentarios negativos que vienen recibiendo desde el estreno de “Mande quien mande”? 

—Lo que pasa es que cuando hay un nuevo programa, lo que a mí han explicado, es que cuesta un poco de tiempo que la estructura que plantearon quede soldada y con eso avance. Igual, se van proponiendo cosas y en el camino se va corrigiendo, se va quitando. Con respecto a esas críticas, siempre son escuchadas, no por mí, yo no soy nadie, pero por nuestros productores. Ellos siempre están viendo eso y, muy al contrario de bajonearse, avanzan y hacen muy buen trabajo. Creo que son normales (las críticas), hay tanto positivas como negativas y son muy importantes para corregir ciertas cosas en la marcha. 

—Tus inicios se remontan al stand up comedy, ¿qué te hizo elegir este camino para tu futuro?

—Desde muy pequeño me di cuenta de que podía hacer reír a la gente. Siempre supe comunicarme, poder hablar en público; es algo que siempre me gustó, nunca me ponía nervioso o ansioso. A los 19 o 18 años hice mi primer taller de stand up porque reconocí que lo que yo tenía era talento. Entonces, cuando tienes un talento, hay que profesionalizarlo para no faltar el respeto al mismo talento. ¿Por qué el stand up? Porque creo que la comedia, el humor, es un ente regulador de la sociedad. Muchas veces lo que dice un comediante no es más cierto que lo que diga una persona importante como un político, pero sí es más procesable. Muchas cosas con la comedia se entienden más fácil.

—Tus shows tuvieron gran impacto y hasta realizaste giras por provincias. ¿Cómo te sientes al saber que la gente goza de tu talento no solo en Lima, sino en otras partes del Perú?

—Para mí, el stand up es un arte que me ha regalado mucho, me ha hecho aprender tremendamente. Muy agradecido con la gente que me ha ido a ver, porque esto no sería nada si no es por la gente que hace su colita, compra su entrada y me mira, se emociona conmigo y se ríe conmigo.(...) Creo que gané una popularidad que no me merecía en la pandemia y recibí mucho cariño a través de las redes, muchos mensajes bacanes. Quería encontrar una manera de devolver ese cariño a la gente que muchas veces me ha dado de comer con sus interacciones en redes. 

Veníamos de dos años estando en casa, pude volver a conectar con las personas, verlas a los ojos. Eso fue algo que no tiene precio. Sobre mi equipo, eternamente agradecido porque no habría podido hacer ni la primera fecha de la gira sin ellos, (...) sobre todo son piezas importantes en mi vida. Muchas veces, uno en este medio a veces se olvida, te dejas llevar por los comentarios, y basta conectar solo con una persona con la cual siempre ha estado conectado para volver a mí. Eso es el stand up para mí. 

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—¿Piensas retomarlo?

—Por ahora no, por ahora me gustaría concentrarme 100% en el proyecto de “Mande quien mande”. También, vamos a comenzar a grabar la próxima semana en “Nada es para tanto”, el podcast. Más profesional, más disciplinado, un capítulo a la semana. Yo quería el stand up, el podcast, la tele, por ahí la radio de nuevo. Pero no, por ahora, la tele y el podcast. Eso es este año, seguramente el próximo año poder girar de nuevo por el Perú porque también es necesario tiempo para poder ganar experiencia y poder escribir. 

—Fuiste parte Onda Cero por casi dos años, ¿cómo te sentiste al ser parte de una de las radios más escuchadas del Perú? 

—Respecto a la oportunidad de la radio, yo siempre he dicho: “El agradecimiento es el recuerdo del corazón”. (...) Puedo tener muchos defectos, pero algo que puedo reconocer de mí mismo es que soy muy agradecido con todo el mundo que ha pasado por mi vida. Siempre estoy pensando: “No estaría aquí si no fuera por toda esta lista enorme de gente”. Las personas en la radio, los amigos que hice, son parte de esa lista. Yo venía de ser mesero (...) Ellos confiaron en mí desde el día cero y estuve ahí dos años y medio. Yo me ponderé como el horario más escuchado y me costó tremendamente renunciar. 

—¿Por qué te costó tanto renunciar si ya tenías planeado otro proyecto profesional? 

—En la radio me había ido muy bien, estaba consagrado, estaba ponderado. La gente me reconocía en la calle por mi voz, no por mi cara. (...) Me costó porque no quería, uno le agarra cariño a la rutina. Pero cuando entendí que había que hacer un cambio para hacer algo, en lo personal, grande como irme de gira, lo hice sin pensarlo. Me costó un mes, un mes fui hablando de mis ‘patas’ y se pusieron bien tristes.

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