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Domingo

Arde Lima, la fiesta de las drag enciende la ciudad

Alberto Castro Antezana (34) ingresó esta semana a la cartelera local con Arde Lima, documental con el que cierra su trilogía sobre la temática LGTBI. La historia retrata el mundo interior y familiar de un grupo de 15 drag queens, lejos de las luces y lentejuelas de sus atuendos. 

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Alfombra roja. Parte del elenco y el director en el avant premiere en el Real Plaza Salaverry. Foto: John Reyes / La República

“Él es todo para mí, yo soy todo para él... Voy a llevarlo a un psicólogo... Me hubiera gustado otra cosa mejor para él”. Esta es una de las frases que se escucha en el documental Arde Lima. Viene de los labios de la abuela de Tany de la Riva, uno de los protagonistas del tercer trabajo de Alberto Castro Antezana, que reúne a 15 artistas drag peruanas y que muestra no solo su mundo de luces y fiesta, sino su lado familiar, con abrazos y rechazos.

Castro Antezana tiene 34 años, ha trabajado en cintas como Cementerio general 2, Maligno, y Romeo y Julita. Su ópera prima fue Invasión Drag (2020), a la que le siguió Salir del clóset (2023).Con Arde Lima se cierra la trilogía sobre la temática LGTB y se suma a las celebraciones por el Mes del Orgullo.                                                    

“2017 y 2018 fueron años importantes en mi vida porque estaba terminando de abrazar mi homosexualidad, de entenderla, de qué tan cómodo me sentía y en esa búsqueda de entenderme en una sociedad como esta es que empiezo a grabar. Mi forma de comunicarme siempre ha sido a través de la cámara, de registrar cosas y en el 2017 sucede este fenómeno extraño en el cual muchas Drag Queens de Estados Unidos vienen al Perú y eso es lo que termina siendo Invasión Drag. En 2018 empiezo a cuestionarme un poco lo que significa salir del clóset, lo que implica aceptarme”, cuenta, dejando en claro que sus películas fueron proyectos que nacieron espontáneamente, no vivieron un proceso de planeamiento, de decisiones largas.

Drag King Alezz Andro interpretado por Luciano Bueno. Foto: John Reyes / La República

Fue cuando filmaba Invasión Drag que conoció a Tany de la Riva y Georgia Hart, quienes fueron parte del evento masivo de drag de Estados Unidos, en el que participaron como invitadas peruanas, y hoy protagonizan Arde Lima. “Por ellas me adentro en el mundo drag de Lima y me doy cuenta de que hay muchas historias que contar. Empiezo a grabar todo el 2019 y luego vino la pandemia que termina siendo un acelerador, porque justo en el 2020 muere Stacy Malibu, lo que me motiva a cerrar como trilogía, en una especie de homenaje, porque era algo que habíamos prometido”.                                                                               

El joven cineasta recuerda que con Georgia Hart y Tany de la Riva inició el casting para Arde Lima. “Son dos drag que de arranque te plantean dos universos muy distintos. Georgia Hart es alguien que ha estudiado en la universidad, bailarín profesional, vive en Miraflores y ve en el drag la posibilidad de buscar una nueva expresión para imitar a artistas que admiraba como Britney Spears o Lady Gaga. En el caso de Tany de la Riva más bien es por una necesidad de conseguir trabajo, de subsistencia. Y es por ellas que conozco a Stacy, a La Langosta, y entiendo sus distintas facetas. Ya en el proceso de elegir con quiénes iba a grabar, suceden cosas, algunas estaban menos prestas a ser grabadas de la forma en que yo quería, porque yo lo que necesitaba era ingresar a espacios familiares, amicales, muy íntimos. Grabar procesos y desde el otro lado, también, quería tener distintos rostros del drag. Por ejemplo, tengo a un drag king, un chico trans que se dedica a hacer drag que en su modalidad tiene que ver con la exacerbación de los rasgos masculinos. Tengo una de las barbudas porque también me parecía importante. Tener una drag que en vestuario y cuerpo se presenta de forma femenina y que tenga barba para mí era importante porque era como una declaración de lo que significa ser drag. Y también quería tener a Ernesto Pimentel, que es un como un caso paradigmático, aunque no necesariamente es el único pionero. Tenemos a Coco Marusix y Naamin Timoyco. Ambos son casos recordados, pero no es que tengan una vigencia tan palpable como la de Ernesto, quien sigue en su programa de televisión. Tenerlo, además, en una faceta distinta a la de la Chola Chabuca, para mí también fue importante”. 

La Funky. Una drag con barba. Foto: John Reyes / La República

"La comunidad LGTB en el Perú es más superviviente que víctima”

Castro pasea la cámara de Arde Lima no solo por las calles, pasadizos, discotecas y el tráfico de la ciudad, también entra a las casas de algunos de sus protagonistas. Transita por sus habitaciones, los espejos donde se maquillan, los hilos y el dedal con el que cosen sus prendas, que luego lucirán llenas de brillos y escarchas. “De hecho fue la parte más difícil el que las familias se adentraran. Me hubiera gustado tener a muchas madres, muchas más familias, pero las que logramos que salieran en la historia precisamente me dan ese matiz de que adoran, en el caso de las abuelas que los han criado, a sus nietos, pero que tienen acercamientos distintos a lo que hacen. Quería mostrar un poco eso porque al final creo que es la realidad que vivimos. Mi intención nunca era tampoco dramatizar o generar una sensación de víctima. Creo que no es necesario recalcar o subrayar esto, porque para mí la comunidad LGTB en el Perú es más superviviente que víctima”.

Le preguntamos si cree que la televisión de los 80 o 90 jugó algún rol logrando la estigmatización de la comunidad LGTBI. “Por supuesto. Las historias que nos contaban, la forma en que se retrataba la homosexualidad o el travestismo eran un poco groseras. Al final creo que hemos estado muy acostumbrados por muchos años a ver hombres vestidos de mujer en la televisión, pero no celebrando el asunto sino como burlándose. Nuestras comedias en los años 90 eran muy groseras en ese sentido y esas son taras que, de a poco, se han ido cambiando, aunque aún hay un chip, sobre todo en generaciones más adultas”. También habla del decreto del Ministerio de Salud que califica la transexualidad como enfermedad mental. “Con ello se ha institucionalizado la posibilidad de decir ‘Oye, estás enfermo’ y eso lo veo mucho en los comentarios de las redes sociales. El Minsa salió a decir que eso era para ayudarnos a conseguir acceso a la salud, pero al final no calculan el impacto que tiene socialmente que un Gobierno diga ‘esto es una enfermedad mental’ y eso ya da carta libre para atacar a la comunidad LGBTI. Lo que me apena es que el estatuto del cual se han cogido ya había sido actualizado y está desfasado. Es como que te instalen una versión anterior de un programa que ya tenías, no tiene mucho sentido. No sé si ha sido por flojera. Lo mínimo que ha pasado es que han sido flojos, que tenemos funcionarios ociosos que no terminaron de buscar el último estatuto y decidieron hacerlo así, a la mala. Eso si es que quieres no pensar que tenemos un Gobierno homofóbico o transfóbico”.

Director. Alberto Castro (34). Foto: John Reyes / La República