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El legado de My chemical romance: cumple 15 años su icónico álbum The black parade

La última ópera rock emblemática que marcó a toda una generación durante la primera década de este milenio fue lanzada en el año 2006. Así recordamos su sonido, su concepto y, sobre todo, sus reflexiones sobre la vida y la muerte.

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Este trabajo de My chemical romance fue considerado dentro de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone. Foto: captura de YouTube / My chemical romance

Gustos culposos de la adolescencia. Tal vez sea así como muchos adultos de hoy recuerdan —pese al cariño de por medio— a las bandas etiquetadas como “emo” a inicios del 2000, cuyas letras y sonido podrían sentirse para ese público, actualmente, muy dramáticas, muy juveniles y muy de su época.

Sin embargo, dentro de dicha corriente hubo un álbum que trascendió hasta adquirir un estatus de culto que hoy, 15 años después de su lanzamiento, sigue siendo refrendado por la crítica y por el cariño de los fans: The black parade, del grupo estadounidense My chemical romance.

La portada del recordado The Black Parade. Imagen: Spotify

Este trabajo, al que podría reconocerse como la última ópera rock emblemática que haya surgido hasta estos días, contiene, pese a mantener ciertas bases punk, un sonido más clásico y pulido que el de la mayoría de sus pares, así como una densa historia y diversas reflexiones sobre la vida y la muerte que dejan de lado los clichés y la oscuridad exagerada de otras bandas del mismo subgénero.

En esa línea, para conmemorar este entrañable disco, vale la pena repasar su concepción, influencias, letras, y la repercusión que tuvo tras su aparición.

El 9-11 y el ideal de trascender

Hace 20 años, cuando se produjeron los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York en 2001, Gerard Way presenció el desastre desde la tienda de cómics en la que trabajaba por entonces. Según lo comentó en diversas entrevistas, tras observar este traumático hecho, llegó a la conclusión de que estaba desperdiciando su vida y debía buscar hacer algo más significativo.

Gerard Way es también un prolijo escritor de cómics. Es, por ejemplo, el autor de The Umbrella Academy, historia que fue adaptada a una serie de Netflix. Imagen: Digger

Fue entonces que se formó la banda My chemical romance, de la que él sería el vocalista y la principal mente creativa para cada uno de los álbumes. El primero, I brought you my bullets, you brought me your love (2002), se caracterizó por un sonido post-hardcore que obtuvo reconocimiento en los círculos underground de su ciudad, destacándose entre esa primera base de fans por sus letras sombrías y temáticas de terror.

Luego, con Three cheers for sweet revenge (2004), que mantenía conceptos y letras que abordaban temas como la muerte e historias ficticias sobre asesinatos, personajes macabros y escenarios de desamor cargados de humor negro, bajo una propuesta pop-punk más comercial, la banda saltó a la fama con himnos de la época como “Helena”, “I’m not okay (I promise)” y “The ghost of you”.

El gran salto de calidad

No obstante, fue a partir de la creatividad desarrollada durante esas dos primeras placas, sumada al bagaje obtenido por telonear en giras internacionales gigantescas como la de American idiot, de Green day, o la de Road to revolution de Linkin park, que My chemical romance terminó de encontrar la confianza y la consolidación para llegar a un nuevo nivel, a su trabajo más épico y ambicioso.

Gerard tenía mucho que decir a través de sus letras desde el momento en que quiso formar una banda, sobre la depresión, sobre el alcoholismo que padeció en algún momento, sobre la decadencia que forma parte de la propia vida y la desesperanza que, de alguna manera, representaba el sentir de una generación de adolescentes quienes, ya desde los albores del nuevo milenio, veían con incertidumbre el futuro.

My Chemical Romance en un concierto del año 2005, como banda telonera de Green Day durante la gira de American Idiot. Foto: Facebook / My Chemical Romance

Pero para poder englobar de manera más universal todas esas reflexiones, Gerard decidió dejar de ser él mismo para transmitir, a través de un alter ego que terminó abarcando a toda su banda, una historia contada a lo largo de los 13 tracks que conformarían el The black parade.

Aunque el disco mantenía algunas bases punk y la oscuridad lírica de sus trabajos post-hardcore, se influenciaba también de elementos del rock clásico de los 70 como las guitarras del Queen más bombástico en algunos pasajes, así como del histrionismo actoral de David Bowie y el cuidado en detalles que iban más allá de lo musical, como se observa en el arte, en los vestuarios y en los personajes del videoclip correspondiente a su principal single. Además, el letrista de la banda diría también que se vio muy influenciado por la narrativa del mítico álbum The wall de Pink Floyd.

La historia del ‘Paciente’

Las canciones del disco se centran en un personaje conocido como el ‘Paciente’, un hombre al que se le detecta un cáncer terminal y al que le diagnostican que solo le quedan dos semanas de vida. A partir de ello, cada tema del álbum representa la forma en que el protagonista va dejando atrás su vida y sus recuerdos, así como las diversas maneras en que irá encarando su acercamiento hacia la muerte, sea con tristeza, con dolor, con humor negro, con resentimiento o con resignación.

Todo eso se centra, a su vez, en un poderoso sello personal de Gerard Way que diferenciaría a The black parade de otras historias sobre la muerte abordadas en la música: la creencia del cantante de que esta llega bajo la apariencia del recuerdo más poderoso de la persona que está por despedirse de este mundo. Esta idea quedaría plasmada en el mayor himno de este disco: “Welcome to the black parade”.

Para el ‘Paciente’, se trataba de un momento de su niñez en que su padre lo llevó a ver un desfile, en el que un grupo de hombres marchaba uniformado de negro. En ese instante, su progenitor lo motiva a que, cuando crezca, busque ser un héroe, un defensor de los desvalidos, un hombre de bien que luche por las causas correctas. Una expectativa parecida, acaso, a la que se tenía a inicios de los 2000 respecto a los jóvenes que se enlistaron en el ejército estadounidense tras el 9/11, para ir a combatir a Afganistán o Irak.

Sin embargo, el ‘Paciente’ llega al ocaso de su vida sintiéndose un perdedor, un tipo que no logró nada de lo que se propuso y que vio —en medio de sueños perdidos, de vicios, de desamores, y de una traumática guerra en la que le tocó participar sin haber tenido un gran papel dentro de la misma— cómo debía simplemente aceptar su inminente final.

El personaje de 'El Paciente', retratado en el videoclip de "Welcome To The Black Parade". Imagen: captura de YouTube / My Chemical Romance

The Black Parade como acto

Por si no habían suficientes tributos al rock clásico como los ya señalados, durante la larga promoción que tuvo este exitoso álbum, My chemical romance se preocupó por convertir a su ópera rock en un acto, en un ente en sí mismo. Así, la banda decidió adoptar provisionalmente el nombre de The black parade para la gira en que solían tocar el disco en su totalidad, con todos sus integrantes vestidos de negro (como los militares del desfile en la historia), usando trajes semejantes a los de The Beatles en la portada del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, dentro del cual los ingleses también cambiaron de nombre a su agrupación.

En cada concierto, Gerard Way interpretaría al personaje del ‘Paciente’ para emular, en su performance, toda la rabia y la desesperación que este sentía ante el destino que la vida le había puesto, desde el momento en que recibe la noticia de su cáncer en las canciones “The end” y “Dead!”, hasta el clímax que representa su último aliento en el tema de cierre, la espectacular “Famous last words”.

En la gira del álbum, Gerard Way era ingresado al escenario sobre una camilla, interpretando al 'Paciente'. Foto: Facebook / My Chemical Romance

Ello porque, tal vez, el tímido chico de New Jersey no podía transmitir todos estos pensamientos siendo él mismo, pero sí lo lograría mimetizándose con su propio personaje y regalándonos uno de los actos de rock más memorables de aquella época, que hoy cumple década y media y nos mantiene a la espera de otro que pueda sucederlo.

Repercusión y legado

El éxito de The Black Parade ameritó una gira mundial de hasta 147 conciertos en diversas partes del planeta, mientras que las ventas del disco obtuvieron las certificaciones de triple platino en los Estados Unidos, doble platino en Inglaterra, y oro en países como Argentina, Australia, Chile y México.

En cuanto a la crítica, en su momento, recibió reseñas positivas de parte de medios como Allmusic, NME, IGN, Metacritic, y de la revista Rolling Stone que, en 2020, incluyó a The black parade en la actualización de su ranking de los 500 mejores álbumes de todos los tiempos.

El vocalista Gerard Way y el guitarrista Ray Toro, durante el concierto de reencuentro de 2019, en el Shrine Auditorium de California. Foto: RockZone

En cuanto a la banda, después de su separación oficial en el año 2013 y un lapso de seis años en los que sus integrantes anduvieron en otros proyectos, se dio en el año 2019 un exitoso concierto de reencuentro. Tras ello, se había programado para el 2020 una gira que consumaría el regreso del grupo, aunque esta terminó postergándose hasta el año 2022 debido a la pandemia de la COVID-19.