Puno. La vida de la cantante de huaynos sureños Yarita Lizeth Yanarico está marcada por constantes cambios. Lo interesante es que los giros que ha dado en el plano personal, familiar y artístico están bien conservados en la intimidad de su hogar.
La ‘Chinita del Amor’, como se le conoce en el mundo artístico, recibió esta semana a La República en su departamento ubicado en el séptimo piso de un edificio del centro de la ciudad de Juliaca. La terraza ofrece una vista espectacular de toda la ciudad calcetera.
Yarita Lizeth permitió que, por primera vez, un medio de comunicación ingresara a su sala familiar para demostrar que su reciente incursión en la cumbia no es algo casual en su vida. Por el contrario, asegura que es parte de los procesos de renovación que ha tenido a lo largo de toda su carrera.
De cantar su famoso huayno “Amigo”, ahora pasó al ritmo de cumbia, con su reciente tema “Ya déjame en paz”. Sus fans reaccionaron a favor y en contra. Ella prefiere dejar los malos comentarios y centrarse en todas aquellas opiniones positivas.
Para entender la metamorfosis musical por la que ahora está pasando, nos permitió apreciar las imágenes de su infancia, las cuales yacen en un cuadro familiar colocado estratégicamente cerca de su habitación para tener presente a sus seres queridos.
En las fotografías, se le ve en la provincia de Moho, cuando tenía aproximadamente seis años. Se le ve feliz y alegre posando al lado de un burro. En otras imágenes, se la aprecia al costado de su abuela y de una de sus hermanas que falleció. La niña que creció en el campo sin mayores comodidades, hoy, es una de las cantantes sureñas más conocidas en Latinoamérica.
Yarita Lizet durante su infancia en la provincia puneña de Moho. Foto: Cortesía.
“Yo he crecido en el campo toda mi niñez. Ahí descubrí que me gustaba cantar y bailar”, aseguró. En otras postales, se le aprecia con una expresión tímida cuando recién empezaba en la música, hace más de diez años, en distintos escenarios.
Hoy ya no es aquella niña que trepaba cerros detrás de sus animales acompañando a su familia. Hoy es una mujer que derrocha seguridad en cada paso que da para reforzar su carrera artística.
Luego de una sesión fotográfica, aceptó hablar sobre su incursión en la cumbia. Comenta que la idea la tenía desde hace varios años, pero fueron varios de sus fans mexicanos los que la motivaron a dar el paso. Revela que nunca ha pisado el país azteca, pero le fascina la idea de que, por su música, se haya hecho conocida por esos lares.
Fueron varios comentarios positivos en sus redes sociales los que finalmente inclinaron la balanza para que ingrese al ritmo de la cumbia.
“Fue para variar y no fue para cambiar”, recalca, para dejar en claro que de ninguna manera dejará las polleras que le permitieron mantenerse en los escenarios hasta ahora.
“Yo he crecido en el campo toda mi niñez. Ahí descubrí que me gustaba cantar y bailar”, contó a La República. Foto: Juan Carlos Cisneros.
“Hay muchas personas que están mal interpretando. Yo voy a seguir con el huayno, que es lo mío. Además, a mí me gusta vestirme con polleras. Me siento como una muñeca”, acotó tras asegurar que aprovechará su ingreso a este nuevo género musical para contar sus vivencias y desamores.
Yarita Lizeth es la sexta de seis hermanos. Cuando tenía quince años, murió su madre. Su padre vive en Moho y pocas veces viene a Juliaca, porque está más acostumbrado al lugar donde reside, rodeado siempre de sus animales domésticos.
Aseguró que el huayno es el ritmo con el que creció y es imposible que lo abandone, pero también tentará con más fuerza la cumbia. Ya tiene escritos varios temas. Hay Yarita para rato.