En la peor crisis sanitaria de la historia del Perú también se vive una crisis política y un suspenso por conocer al próximo presidente, que coincide con el Bicentenario de la Independencia. Gonzalo Gamio, filósofo de la Universidad Ruíz de Montoya (UARM) y especialista en ética política, nos brinda su perspectiva sobre la realidad política a través de su nuevo libro “El experimento democrático. Reflexiones sobre teoría política y ética cívica”.
- ¿Qué intenta mostrar en su libro?
El libro es una reflexión sobre las condiciones básicas de una democracia, sobre todo desde el punto de vista de una cultura política. Hay una influenza de Alexis de Tocqueville, quien habla acerca de las democracias modernas. Su idea era que lo que caracteriza a una democracia no es solamente un sistema legal, sino también lo que él llamaba hábitos de la mente y del corazón. O sea, un conjunto de costumbres vinculadas a las modos de pensar y actuar. El libro es una reflexión de estos dos elementos.
- Justamente en su libro se habla de los sistemas políticos. ¿Cómo es el de Perú?
Si uno toma en cuenta lo que está escrito en nuestra Constitución, en el Perú hay elementos de una democracia liberal. Sin embargo, hay una serie de dificultades. En primer lugar, el Estado no está presente en toda la extensión de nuestro país y hay un sector muy importante de la población que está en desamparo. Es un país que está sumido en una profunda desigualdad, pero la idea no es desestimar este sistema, sino más bien ejecutar las medidas para que el Estado llegue a todos los peruanos.
- También se refiere a que la política se ha alejado de la vida del intelecto, ¿a qué se refiere?
Hay un invierno de ideas en el Perú. Hace tiempo que nuestros partidos políticos han abandonado la tarea de discutir sobre ideas políticas y programas de acción con seriedad. Lamentablemente, algunas universidades con estos formatos empresariales tampoco favorecen una discusión sobre lo que significa vivir en sociedad o ideas básicas como la libertad y la justicia.
- ¿Cree que debido a eso los partidos políticos no llegan a consensos?
Así es, pero también me refiero a que los partidos tienen la responsabilidad de convertirse en organizaciones que perciban el poder porque buscan concretar una visión general de la sociedad. Pero se han convertido en alianzas electorales efímeras y no diseñan programas de acción.
- Usted manifiesta que la ciudadanía debe fiscalizar a sus autoridades. ¿Se cumple eso en nuestro país?
No. Cuando las cosas van mal, la responsabilidad no es exclusiva solamente de nuestros políticos. También de nosotros porque los elegimos y, en ese sentido, estamos cometiendo errores graves. Es cierto que la oferta política no es la mejor, pero también es verdad que no somos exigentes con las propuestas o ideas que puedan formular. Justamente esa falta de discusión (sobre política) en la ciudadanía es lo que nos impide elegir razonablemente.
- Considera, entonces, que a los peruanos le importa poco la política.
Ahora, en pandemia, a la gente le importa menos que antes la política. Debería importarnos muchos más, sobre todo ahora que vamos a cumplir 200 años de vida republicana. Solo nos importa en los periodos electorales. Hemos descuidado lo que los politólogos llaman la rendición de cuentas de los políticos y no tenemos una supervisión diaria o cotidiana de las autoridades.
- ¿Cómo percibe esta segunda vuelta electoral?
En esta segunda vuelta hay lo que los autores griegos llamaban ‘conflicto entre males’. Quiere decir que tenemos que elegir entre dos opciones cuestionables y, para muchos, inaceptables. Es importante tener dos cosas en cuenta. La primera es esperar y escuchar a los candidatos, así como exigirles que ellos modifiquen sus posiciones e intenten desplazarse hacia el centro debido a que la mayoría no votó por ninguna de las dos opciones en la primera vuelta. En segundo lugar, que existan iniciativas como la que ha tomado Transparencia o la Conferencia Episcopal de plantear una proclama democrática para que los candidatos se comprometan públicamente a preservar los principios democráticos.
- ¿Cuáles han sido las faltas éticas de Keiko Fujimori?
El problema con Keiko Fujimori radica en su herencia paterna, que es autoritaria y muchos funcionarios del Gobierno de su padre están presentes en esta campaña. Además, en los últimos cinco años, Fuerza Popular no ha tenido una actitud democrática. De hecho, la crisis política que hemos vivido en estos años se debe gran parte a la negativa de la propia candidata de aceptar su derrota electoral en el 2016. Hay que tener en consideración las graves denuncias de corrupción que pesan sobre ella y otros líderes de su partido.
- ¿Y de Pedro Castillo?
De acuerdo al plan de gobierno de Vladimir Cerrón, Pedro Castillo está proponiendo un modelo leninista que supone la nacionalización de los modos de producción estratégicos. Entonces, la estrategia de Perú Libre también es considerada un peligro para las libertades básicas las personas. Es su obligación presentar a su equipo técnico, que no lo haya hecho hace sospechar que no existe y es una falta a la ciudadanía.
- ¿Qué tan frágil es la democracia en el Perú?
Es tan frágil que tiene los días contados si es que los ciudadanos no están dispuestos a defenderla. Hay instituciones sumamente débiles y una clase política que solamente cree que la democracia consiste en elegir periódicamente a las autoridades y no cree en la distribución de poderes ni el derecho de los ciudadanos a fiscalizarlos. Por último, tenemos una ciudadanía que vive con desigualdad sin contar con un Estado presente en sus localidades.
- ¿Qué se necesita para mejorarla?
Se necesita fortalecer nuestras instituciones y, al mismo tiempo, tener una educación ciudadana genuina.
- ¿La democracia se ve amenazada con ambos candidatos?
Por supuesto. Cualquiera de las dos opciones que llegue al poder representa un riesgo para la democracia, por eso más que nunca necesitamos de una ciudadanía alerta.
- ¿Por qué cree que no pudimos cambiar la historia después del terrorismo y la corrupción de Montesinos y Fujimori?
Esa pregunta es muy importante. En el Gobierno de Valentín Paniagua se convocó a personalidades importantes y se tomaron medidas fundamentales para el fortalecimiento del sistema anticorrupción. Paniagua tenía la convicción de que era necesario refundar la República con estas medidas, pero en los Gobiernos siguientes esta agenda comenzó a debilitarse. Se perdió la oportunidad porque nuestra clase política no está interesada en fortalecer a la ciudadanía. Lamentablemente, quienes debían tomar la posta y fortalecer estos cambios no lo hicieron.
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