
A una semana del alivio inflacionario que trajo la tregua de 90 días entre Estados Unidos y China, el clima geopolítico sigue lejos de calmarse. Las tensiones comerciales y diplomáticas persisten, alimentadas por acusaciones cruzadas y posturas contradictorias.
En ese contexto surgió la pregunta: ¿de qué lado está el Perú? El canciller Elmer Schialer, titular del Ministerio de Relaciones Exteriores, declaró al programa Cuentas Claras, de Canal N, que el país mantiene una postura de “neutralidad activa”.
“Perú no se alineará con ninguna de las dos grandes potencias, ni con una tercera como Europa, ni con una cuarta como la India. Vamos a trabajar proactivamente con todos estos socios, aliados y amigos para que mutuamente ganemos”, explicó.
De acuerdo con Schialer, el mismo mensaje fue transmitido al secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, durante una reunión en el Pentágono a comienzos de mayo.
“El Perú forma parte del continente americano y, aunque nuestra identidad se nutre de culturas milenarias, también compartimos una matriz cultural occidental y cristiana. Por eso queremos mantener una relación sólida con EE.UU.”, afirmó el canciller.
Un discurso similar fue pronunciado por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, quien reafirmó que la administración Trump busca “poner a las Américas primero”, una consigna que remite al “América para los americanos” que resume la Doctrina Monroe.
Esta visión fue duramente criticada por el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Miao Deyu, quien la señaló como una expresión de hegemonía regional que no tiene cabida en el mundo multipolar actual.
“No es un accidente retórico”, sostuvo el internacionalista Francesco Tucci, en conversación con La República. “EE.UU. siempre ha visto a la región como su zona de influencia natural”.
Días después, el canciller reiteró esta postura ante el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, quien —según Schialer— entendió que lo que busca el Perú es mantener una relación positiva y constructiva con ambas potencias, sin involucrarse en los conflictos que enfrentan entre sí.
Respecto a la inquietud que podrían generar las presiones que Estados Unidos ejerce sobre países de América Latina, y en particular sobre el Perú, debido a la importancia estratégica del puerto de Chancay, Schialer afirmó no haber recibido señales de preocupación por parte de China.
“La diplomacia china es milenaria, y quienes conocen los márgenes y espacios para manejar estos temas saben que ellos se mantienen tranquilos y confiados en que la posición del Perú es equilibrada: no se inclina ni hacia uno ni hacia otro, sino que busca mantener relaciones con ambos, en función del beneficio mutuo y recíproco con cada uno de sus socios”, señaló.
Desde un inicio, este diario le planteó a Pedro Francke, exministro de Economía y Finanzas, si la respuesta de Perú ante la coyuntura debía limitarse al ámbito comercial. El economista no solo descartó esa posibilidad, sino que además criticó esa visión por considerarla reducida y poco estratégica.
“Debemos preguntarnos: ¿cuál es nuestra estrategia para defender la industria nacional, promover sectores con potencial, desarrollar nuevos productos o impulsar el turismo? No se trata solo de reaccionar al golpe, sino de ampliar el abanico de respuestas”, afirmó.
Francke también advirtió que la renegociación sería difícil, ya que Perú representa a nivel del comercio mundial solamente el 0,03%, mientras que el país norteamericano representó el 12,76% de nuestras exportaciones en 2024.
“Perú es un país pequeño, pero junto a los países más cercanos en Sudamérica deberíamos pensar en una respuesta”, sugirió el exministro de Economía.
El canciller Elmer Schialer informó que el Perú mantiene negociaciones discretas pero firmes con autoridades comerciales de Estados Unidos, con el objetivo de revertir los aranceles del 10% impuestos durante la administración de Donald Trump y que aún siguen vigentes.
Como parte de estas gestiones, el gobierno peruano ha argumentado ante Washington que la medida no es proporcional. Según detalló Schialer, actualmente el 98% de los aranceles peruanos aplicados a productos estadounidenses están en cero, y solo un 2% de estas importaciones pagan un arancel promedio de 2,3%. En cambio, ese mismo 2% de productos peruanos que ingresan a EE.UU. enfrentan un arancel de 2,5%. En ese contexto, aplicar un 10% adicional, como lo hace EE.UU., rompe con cualquier principio de reciprocidad comercial.
“Me dejaron entrever que era una medida general, y que se va a analizar caso por caso. En eso estamos”, afirmó.
Asimismo, Schialer precisó que el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) lidera actualmente el proceso y ya ha sostenido al menos cuatro reuniones —dos presenciales y dos virtuales— con representantes de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés).
“Estamos en buen camino, aunque no sabemos cuándo [habrá resultados], dado que la medida afecta a más de 135 países y se va a producir un efecto cascada en el momento que empiecen a rebajarse algunos aranceles. Estamos negociando fuerte, pero discreto”, concluyó el canciller.

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