El ambiente para hacer negocios en América Latina presenta contrastes significativos, de acuerdo con el ranking del Economist Intelligence Unit (EIU). Chile, destacado como el país mejor posicionado de la región, ha enfrentado algunos desafíos en su clasificación mundial. A pesar de esto, muchos países han mostrado avances significativos en sus entornos empresariales. Factores como las políticas gubernamentales, la estabilidad política y la seguridad son fundamentales en la evaluación de cada nación, y su evolución abre oportunidades para el futuro del continente.
Entre las principales economías de la región, se observan importantes avances. Sin embargo, las políticas restrictivas, la inestabilidad política y el aumento de la criminalidad en otras naciones han generado incertidumbre en el ámbito de inversiones. Aun así, ciertas naciones se mantienen como destinos atractivos para el capital extranjero gracias a su estabilidad macroeconómica y sus claras reglas de inversión.
El aporte de la comunidad peruana a la sociedad chilena es muy importante, de acuerdo con el actual alcalde de Santiago de Chile. Foto: Andina
Chile es el país mejor posicionado de América Latina en el ranking del EIU, aunque ha registrado un retroceso significativo en los últimos años. De ocupar el puesto 22 a nivel mundial, ha caído hasta la posición 30. Esta baja se debe a una combinación de factores que han afectado su entorno empresarial, incluyendo nuevas políticas laborales restrictivas y mayores regulaciones para los inversores extranjeros. Estos cambios han impactado especialmente en sectores clave, como el minero, donde el país había mostrado tradicionalmente una ventaja competitiva.
A pesar de estas dificultades, Chile sigue siendo una opción atractiva para los inversionistas internacionales. Sus instituciones sólidas, la independencia de su Banco Central y un régimen de inversión claro continúan siendo factores clave que promueven la llegada de capital extranjero. Además, el país se ha beneficiado de la inmigración, que ha aportado una fuerza laboral joven y educada, ayudando a compensar el envejecimiento de la población local.
México se ubica en la posición 45 del ranking global, destacándose por su comercio exterior y su fuerte sector manufacturero, que ha sido clave en su crecimiento económico en las últimas décadas. A pesar de enfrentar problemas internos como la inseguridad y la corrupción, el país ha logrado mantener un entorno relativamente favorable para los negocios. Las reformas en el sector energético y las inversiones en infraestructura han contribuido a mejorar su competitividad a nivel internacional.
Por otro lado, Costa Rica, en la posición 47, es un referente en cuanto a estabilidad política y desarrollo sostenible. Su enfoque en energías renovables y su apuesta por la educación han permitido al país avanzar en el ranking. Estos factores han convertido a Costa Rica en un destino atractivo para empresas que buscan operar en un entorno de bajo riesgo con acceso a recursos humanos capacitados.
En el extremo opuesto se encuentra Venezuela, que ocupa el último lugar tanto en América Latina como a nivel mundial. La crisis política y económica ha devastado su clima de negocios, generando una desconfianza generalizada en los inversionistas. La hiperinflación, el control cambiario y la falta de seguridad jurídica han provocado la salida masiva de capitales, dejando al país en una situación de aislamiento en el ámbito internacional. Además, la inseguridad y el colapso de los servicios básicos hacen extremadamente difícil operar en el país.
El caso de Venezuela contrasta de manera notable con otros países de la región, donde si bien se enfrentan retos, la mayoría de las economías han logrado mantener un entorno relativamente favorable para los negocios. La situación venezolana resalta la importancia de la estabilidad política y económica como factores clave para el éxito en el ámbito empresarial.
A pesar de las diferencias marcadas en el ambiente de negocios entre los países de América Latina, la región sigue presentando importantes oportunidades para los inversores. Las economías que logren mantener la estabilidad política y garantizar un entorno legal y fiscal predecible tienen el potencial de atraer más capital extranjero en los próximos años.
La diversificación de los sectores productivos y la apuesta por la sostenibilidad y la tecnología serán claves para el crecimiento futuro de la región.