Gremios del sector de hidrocarburos han presentado ante el Ministerio de Energía y Minas (Minem) un pliego de cinco reformas que permitirán garantizar el suministro de gas natural en un horizonte superior a los 20 años de vida que le quedan a Camisea, pero que implican ingresar a reservas naturales hoy protegidas por el Estado.
En conferencia de prensa, el presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos (SPH), Felipe Cantuarias, señaló que el Gobierno debe dar un ‘shock de confianza’ al sector extractivo para evitar una crisis energética como la que acontece en otros países de la región.
La propuesta diseñada por la SPH se basa en cinco ejes: reducir la ‘tramitología’ (en Perú, un permiso puede tardar hasta 4 años, pero en la región no pasa de 8 meses); un sistema de regalías flexible; seguridad jurídica que blinde las inversiones frente a conflictos sociales y/o la creación inconsulta de áreas protegidas; optimizar la infraestructura de transporte de hidrocarburos y destrabar las inversiones en lotes de la selva.
Sobre este último punto, el socio director de Gas Energy Latin America, Álvaro Ríos, aseguró que existe una importante oportunidad para reponer las reservas de gas con la exploración en Madre de Dios, donde el asentamiento de reservas naturales, como el Candamo, se lo impide a la industria.
Actualmente, el Perú cuenta con reservas por casi 8,4 tri llones de pies cúbicos (TPC) de gas natural, pero se calcula que, en total, existen recursos cercanos a 38 TPC por explorar.
“Recomendamos que se comience una tarea exploratoria corrigiendo las fallas propias con respecto a la elevada tramitología y conflictividad social, para que el día de mañana no se convierta en un importador neto de energía y principalmente de gas natural como Bolivia”, señaló Ríos, exministro de Hidrocarburos de ese país.
Precisamente, el especialista reveló que el ‘milagro boliviano’ llegó a su fin y el país altiplánico empezará a importar gas debido a que no se incentivó la exploración desde el sector privado. En esta línea, no descartó un éxodo de “casi un millón de bolivianos” hacia el Perú en los próximos años.
Como se recuerda, en Bolivia el Estado se hizo con todas la administración total o parcial de todos los yacimientos de gas natural a través de la YPFB, y vivió durante mucho tiempo de las regalías y precio de venta internacional del recurso para llevarle energía a su población. Pero se terminó el gas.