A inicios del 2023, regiones del norte como Tumbes y Piura fueron las más afectadas por el ciclón Yaku y El Niño Costero. El incremento de casos por dengue y la plaga de grillos que sucedieron a los eventos climáticos aumentaron el temor de las personas de visitar estas zonas. Sin embargo, en esta época del año, ambos destinos tienen una oferta única para los turistas, nacionales y extranjeros que buscan algo más que sol, playa y arena.
El recorrido inicia en la playa Los Órganos, Piura. Provistos de chalecos salvavidas, una embarcación nos traslada mar adentro, a casi 2 kilómetros de la orilla. El objetivo: observar las ballenas jorobadas.
Puede parecer sencillo, pues son animales que miden en promedio 15 metros de largo —como una casa de tres pisos— y pesan unas 30 toneladas; sin embargo, verlos demanda una gran capacidad de espera y atención.
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Las ballenas llegan al mar peruano desde la Antártida con el fin de reproducirse y criar a sus ballenatos. Desde la embarcación uno no sabe en qué momento saltarán o si lo harán, pero eso no resta ni un solo grado a la emoción y asombro que se siente al ver una de estas criaturas nadar cerca y mostrar su cola cuando se sumergen.
Encuentro excepcional. Más de 30 especies de cetáceos se han observado en el norte del país, pero el visitante más recurrente es la ballena jorobada, que llega desde la Antártida para reproducirse. Foto: Antonio Melgarejo/La República
“Existe una posibilidad muy alta de hacer avistamiento de ballenas en el norte del país y cuando salta la ballena es un privilegio. No es una experiencia que todo el mundo pueda vivir”, afirma Javier Fernández, guía especializado de Veleritos Tours.
En el transcurso de dos horas pudimos contemplar a más de tres cetáceos, y a uno de ellos con su cría. Muestran su lomo un par de veces y luego se sumergen varios metros. Pueden mantenerse en esa profundidad alrededor de ocho minutos, pero no saldrán por el mismo lugar. Estos gigantes marinos se alimentan principalmente de plancton y peces pequeños.
En el muelle. Hay una variedad de deportes acuáticos que se pueden practicar como paddle, pesca deportiva y más. Foto: Antonio Melgarejo/La República
En el retorno, desde el muelle se pueden identificar diversas especies de aves como pelicanos y piqueros de patas azules mezclados entre las velas de pesca artesanal en el horizonte completan el paisaje.
El agua por estos días tiene una temperatura ideal para nadar junto a las tortugas marinas, una especie bastante amigable y pacífica que hasta se deja fotografiar, aunque no se pueden ni deben tocar pues tienen una superficie delicada.
El equipo, traslado, además de fotografía submarina tiene un costo de S/120 por persona. Luego de pasar un mañana entre ballenas y tortugas, lo ideal es ir a almorzar a un restaurante local para degustar un ceviche de mero o corvina, con el toque justo de limón y sal, como lo suelen preparar en estas tierras.
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Captura responsable. Víctor Hugo Sandoval extrae máximo 96 cangrejos al día para asegurar la población de esta especie. Foto: Antonio Melgarejo/La República
Las ballenas transitan con mayor frecuencia por las playas El Ñuro, Máncora, Cabo Blanco, Los Órganos y Punta Sal, entre julio y octubre, de acuerdo con el Ministerio de Turismo y Comercio Exterior (Mincetur).
Seguimos en dirección norte y llegamos al distrito de Zorritos, Tumbes. En el kilómetro 228 de la panamericana, se encuentra el Área de Conservación Privada (ACP) Bosque Seco Amotape, que tiene más de 123 hectáreas y es el hogar de 79 especies de aves como la fragata, el chilalo, el colibrí y la urraca blanca, así como el copetón rufo que se encuentra en estado de amenaza “vulnerable”.
La flora también es variada, se encuentran árboles de algarrobo, zapote, charán, overo, hualtaco, entro otros. Es un lugar ideal para hacer trekking y tomar fotografías, pero sobre todo para aprender la importancia de la conservación de ecosistemas como estos que poco a poco han sido depredados. Los algarrobos son muy demandados para hacer carbón que se utiliza para el pollo a la brasa, por ejemplo, y el problema de este uso es que quienes talan no se preocupan en plantar nuevas semillas, lo cual podría hacer insostenible su extracción.
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En los noventa la zona era un basural. Los esposos Chang adquirieron el terreno con la intención de tener un lugar de retiro y pasar sus años de jubilación. Mientras lo limpiaban y reforestaban, Javier se dio cuenta que nuevas aves empezaron a llegar por lo que su objetivo viró hacia la recuperación de un espacio que parecía perdido.
Las lluvias de El Niño de 1997 contribuyeron en que todo lo sembrado dé fruto, así lo cuenta Susana, hija de la pareja que hoy se encarga con sincero entusiasmo a educar a las personas que visitan el ACP sobre la importancia de cuidar este ecosistema y ser consumidores responsables.
Entre el río y el mar. En los manglares no solo las aguas se unen sino también las aves. Foto: Antonio Melgarejo/La República
“Realmente, uno puede hacer el cambio que quiere ver en el mundo, pero es un trabajo continuo y dedicado, en este caso, de más de 25 años cuidando y reforestando la zona”, señala.
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Las visitas se pueden realizar en cualquier mes del año y las entradas cuestan S/15 por adulto y S/10 por niño, previa reserva a través de su página web. También hay sesiones de anillamiento de aves dos veces al mes.
Y esta ruta termina en el inicio, en la primera playa del Perú: Punta Capones, en la frontera con Ecuador. Para llegar entramos por el distrito de Zarumilla al Santuario Nacional los Manglares de Tumbes que de enero a junio ha recibido 948 visitas en total, 29% menos que en 2022.
Esta área natural protegida es el único lugar que concentra la mayor extensión de manglares en el país, que es un bosque que emerge de una superficie inundada. Aquí, en vez de que el agua desemboque en el mar, sucede al revés. El agua salada ingresa y se mezcla con el agua dulce en las grietas y canales que se han formado a través de los años.
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Lo primero que llama la atención son los mangles, árboles con raíces que sobresalen la tierra como tentáculos y son una muestra de cómo se han transformado para sobrevivir.
Binoculares. Para avistar las aves del Bosque Seco de Amotape, se debe ir en las primeras horas del día. Foto: Antonio Melgarejo/La República
Nos volvemos a embarcar para ir por los canales donde también están los pescadores artesanales locales. Los recursos que se suelen capturar son la lisa, el parbo y el mero, tanto para el consumo familiar como para la venta. Pero como en la mayor parte del litoral, la depredación de las especies y el cambio climático está afectando la disposición de estos recursos.
Otras especies que se encuentran aquí son las conchas negras y los cangrejos rojos que hace unos años estaban en riesgo de desaparecer. Para mantener su población, los extractores cumplen ciertas reglas. En el caso de los cangrejos, por persona puede capturar máximo 96 cangrejos machos; además se respetan dos vedas al año, enero-febrero y agosto-setiembre.
En el caso de las conchas negras, se capturan máximo 200 y la veda se da entre enero y marzo. De esta manera, se asegura la reproducción de las especies que son el sustento económico de más de 200 familias de la zona, además de conservar una práctica que viene de generación en generación.
Hacemos una parada para conocer a Víctor Hugo Sandoval, quien camina sobre las raíces de los mangles cuidadosamente con la vista en el suelo tratando de identificar las casitas de barro que forman los cangrejos.
“Mi labor viene desde mis antepasados, heredé de mi padre este conocimiento, me gustó la labor de extraer mariscos y además es el sustento para llevar un plato de comida a casa”, nos cuenta.
Navegamos por 40 minutos más para llegar a Punta Capones, que es considera la primera playa del Perú. Ya en tierra firme se observa como si el agua tuviera una división, el agua verde por un lado y turquesa al frente. Lo ideal es llevar provisiones para comer y disfrutar del aislamiento.
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De rato en rato se pueden observar delfines o lobos de mar, que aparecen como saludando. La isla, hogar temporal de una bandada de pelicanos, se puede recorrer a pie en una hora. Lo más difícil de este tour, sin duda, es la despedida.
Rutas como esta se pueden encontrar en la plataforma Y tu qué planes?, de Promperú, en donde más de 300 empresas del sector ofrecen sus servicios a nivel nacional.
La feria gastronómica “Perú Mucho Gusto” realizada del 11 al 13 de agosto en Tumbes convocó a más de 50.000 visitantes.
Turistas nacionales e internacionales disfrutaron platos, productos y la oferta turística de 53 expositores de la costa, sierra y selva.
Se vendieron alrededor de 58.000 platos por un equivalente a S/440.000.
La feria fue organizada por Promperú con el apoyo del Gobierno Regional y la Municipalidad Provincial de Tumbes.
La siguientes ferias se realizarán en Tacna y Lima, en setiembre y noviembre respectivamente.