Un efecto tangible del debilitamiento económico previsto para este año será el incremento de los peruanos pobres: se espera una variación del PBI cercana al 1,5% y con un fuerte sesgo a la baja, en un contexto en el que 9,1 millones de compatriotas (27,5% de la población) cerraron el 2022 afectados por la escasez de ingresos, es decir, la pobreza monetaria.
Hugo Perea, economista jefe del BBVA Research, sostiene que por segundo año consecutivo la pobreza se elevaría, acercándonos al pico de 30,1% de la población (9,8 millones de personas) que dejó el 2020 —tras la llegada del COVID-19—, ya que, dentro de la proyección de 1,6% del PBI, esperan que la pobreza monetaria suba a 28,6%.
“Eventualmente, las anomalías climáticas serán mayores, y se están materializando en sectores como el agro. Nosotros esperamos en un escenario de 1,6% del PBI que la pobreza suba este año en un punto porcentual (respecto al anterior)”, dijo a La República. También aseguró que, de contraerse sus estimados del devenir productivo nacional, el ratio de pobreza subiría.
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Carolina Trivelli, extitular del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), advierte que en este modelo, cuando el crecimiento es bajo, “la pobreza solita no se reduce”, por lo que es menester que el Gobierno acompañe a las familias pobres, especialmente las pobres extremas.
Ante la amenaza de El Niño, pide no solo atender a las familias por algunos días con frazadas, víveres y carpas una vez sucedida la desgracia, sino focalizarlas para monitorear e impulsar su desarrollo. La estrategia de bonos, en este momento, no sería tan acertada, considerando que no llega a los que realmente están sufriendo los golpes climáticos.
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Por su parte, Silvana Vargas, también otrora titular del Midis, exhorta a asumir con sentido de urgencia una estrategia nacional para mitigar la pobreza de acuerdo a las necesidades de la población. Estas alternativas son: territorializar la respuesta con los gobiernos regionales y locales porque “las recetas únicas no nos van a servir”, priorizar la dimensión alimentaria en tiempos de El Niño, y la activación de espacios de intervención desde la sociedad civil “para afrontar la pobreza colectivamente en la ciudadanía” porque no hay espacio para esperar “a un gobierno preocupado en otros temas”.
Perea, finalmente, recomienda mejorar el clima de negocios, dar más confianza a los inversionistas y reducirles la tramitología, así como fortalecer la institucionalidad estatal porque “el crecimiento (del PBI) no es auspicioso”.
Según data del INEI, 10,7 millones de ciudadanos se encuentran en situación de vulnerabilidad, es decir, el 32,3% de la población está en riesgo de caer en la pobreza en cualquier momento.
Hace poco, el Consejo Privado de Competitividad aseguró que, de mantenerse un ritmo anual del 2% del PBI, tardaríamos 28 años en reducir la pobreza al 20% (nivel prepandemia).
Carolina Trivelli, exministra de Desarrollo e Inclusión Social
“Cuando el crecimiento es bajo, la pobreza solita no se reduce. Urge un programa para que, tras un desastre natural, se acompañe a las familias a recuperar sus fuentes de ingreso”.
Hugo Perea, economista del BBVA Research
“Tenemos una tasa de 1,6% y hay factores de riesgo que se materializaron. Con este escenario estimamos que la pobreza subiría este año en 1 punto. Hay que mejorar el clima de negocios y dar más confianza”.