El ingeniero Carlos Vives Suárez, quien se desempeñaba como como presidente interino en su calidad de vicepresidente en funciones, asumió oficialmente esta semana la presidencia del directorio de Petroperú.
Con ello, la petrolera estatal afianza al gabinete de seis directores que deberá afrontar una nueva etapa en la que deberá recuperar la confianza de los inversionistas y consolidar el modelo de negocio extractivo -integración vertical mediante- para los próximos años.
¿Quiénes más acompañan a Vives Suárez? Para comenzar, debemos tener en claro que de los seis, cinco son nombrados por la Junta General de Accionistas (JGA), conformada por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y el Ministerio de Energía y Minas (Minem), mientras que, el sexto, es nombrado por los trabajadores.
Como el anterior director a nombre de los trabajadores era Oscar Vera Gargurevich, por entonces gerente de la Refinería de Talara y hoy nuevo titular del Minem, se designó para el puesto a Antonio Leonardo Manosalva Alarcón, actual gerente del Departamento del Oleoducto Norperuano (ONP).
Otro de los recientes cambios se dio en octubre del 2022, con el ingreso del ingeniero industrial Edmundo Raúl Antonio Lizarzaburu Bolaños, quien fue elegido durante la gestión del anterior exministro de Economía, Kurt Burneo, para reemplazar en el directorio a Luis Gonzales Talledo. Este último dio un paso al costado por motivos de salud.
También se cuenta entre los recientes ingresos al ingeniero Pedro Oswaldo Chira Fernández, quien se desempeñaba como consultor independiente y exvicepresidente de la Asociación Peruana de Profesionales de Hidrocarburos y Energía (APHE). Ello, a razón del escaño vacío que quedaba de la anterior gestión.
Estos tres profesionales se suman a Carlos Edgar Vives Suárez, Víctor Murillo Huamán y José Olivares Canchari para conformar el nuevo directorio que tendrá, en el corto plazo, el desafío de tomar el acuerdo para un nuevo auditor de los estados financieros de Petroperú para el periodo 2021-2022.
En octubre del 2021, Hugo Chávez Arévalo fue designado como gerente general y miembro del directorio de Petroperú, equívoca decisión política que desembocaría meses después no solo en su salida e investigación a cargo de la Fiscalía, sino en una ruptura de las relaciones entre la petrolera y sus fuentes de financiamiento, a raíz del retraso en la entrega de los estados auditados del periodo 2020-2021.
La siguiente gestión, a cargo del ingeniero Humberto Campodónico, logró restaurar las relaciones con la auditora Pricewaterhouse Coopers (PwC) y, tras la entrega de los datos financieros del periodo ausente, se recuperó relativamente el grado de inversión de la empresa.
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Ahora, la nueva gestión de Carlos Edgar Vives Suárez deberá definir cuál será la empresa auditora internacional que revisará las cuentas de la estatal para el año 2022, informe que deberá ser presentado hasta el 31 de marzo. Cabe precisar que, en el mundo existen cuatro grandes auditoras en el mundo: KPMG, Deloitte, EY y PwC.
“Petroperú tiene US$ 3.000 millones en bonos en el extranjero, emitidos en EE.UU. Además, tiene US$ 1.300 millones en un préstamo de varios bancos. Entonces, la ley norteamericana te obliga a que se proteja al inversionista. ¿Cómo lo hace? A través de estados financieros auditados, porque si no existen, es la autoridad reguladora de ese país la que tendrá la responsabilidad frente a sus inversionistas por avalar un capital en terreno peligroso”, explica Campodnónico.
El segundo gran reto que tendrá la gestión de Carlos Edgar Vives Suárez es culminar con el arranque de la Nueva Refinería de Talara. En estos momentos, Petroperú es un importador neto de combustibles, es decir, no tiene acceso a una renta petrolera que se traduzca en un margen de refino (producción) en su favor.
Repsol, Exxon Mobil y Valero, los otros comercializadores de combustibles en el Perú, sí tienen este margen de ganancia -que puede llegar a US$ 20 por barril por estos días de crisis energética-, pues lo traen ya producido desde sus propias matrices en el extranjero.
En cambio Petroperú se ve obligado a, simplemente, revender el combustible que viene ya refinado del extranjero, y esto no solo le impide generar un mayor margen de ganancia para afrontar sus deudas como toda empresa privada, sino entregar también precios competitivos al mercado interno.
“Petroperú ya lo trae con precio de importanción. Con ello, está en desventaja ante sus competidores, pues tiene más problemas para comercializar y vender. No tiene tantos descuentos. Precisamente, la entrega de la Refinería le permitirá tener solvencia y liquidez, algo que le faltó en su momento y por lo cual se tuvo que pedir prestado para no dejar desabastecido al mercado interno”, indicó Campodónico.