Por: Ángeles Santos, Cusco.
6 de enero de 2023. El día anterior, Calca, provincia de Cusco, suspendió el paro, cuyo pliego pide adelanto de elecciones y renuncia de la presidenta Dina Boluarte.
Pisac es uno de los distritos más turísticos de esta provincia cusqueña, punto de partida del Valle Sagrado de los incas. Aquí está afincado, a media hora del poblado, un observatorio desde donde los incas espectaban los astros y un sistema de irrigación. Hay una réplica del intihuatana de Machuppichu.
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Recorremos las calles de Pisac que conducen a su plaza principal. Hay poco turista. Falta transporte para viajar al observatorio astronómico. En el viaje, comuneros comentan que los carros se retiraron por la falta de pasajeros. A la ciudadela incaica ingresan menos de 200 visitantes (la mayoría nacionales). Antes se contaban entre 1.500 a 2.000.
René Franco elabora artesanías hace diez años: telares andinos, vasijas e instrumentos musicales. Tiene un puesto en el mercado. Mantiene en stock la producción de diciembre. Las ventas están bajas.
El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Cusco, Jhon Gonzales, sostiene que, desde el inicio de las protestas, el 80% de paquetes turísticos se cancelaron en Cusco. Toda la familia Franco es perjudicada con esta estampida turística. Además de las artesanías dan hospedaje y alimentación a los foráneos.
René señala que en el 2019 podían percibir más de un sueldo mínimo. Hoy no ven esos ingresos.
Las cajas cierran en cero algunos días. No hay pedidos desde noviembre. Esperan reactivarse hace tres años. Primero la pandemia, luego las protestas contra Manuel Merino y Dina Boluarte. El infortunio para ellos no da tregua.
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La ruta turística del Valle Sagrado de los incas es una de las más populares del país. Además de Pisac, abarca Coya, Lamay, Calca, Urubamba, Ollantaytambo y Chincheros. En 2019, recibía a tres millones de visitantes. Según la Cámara de Comercio del Cusco (CCI), durante la pandemia, la cifra descendió. La reactivación económica fue petardeada por las constantes huelgas. Se estima que por lo menos perdieron un millón de visitas.
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Carlos Gonzales es accionista del hotel Las Colqas en Ollantaytambo, a tres horas y media de la ciudad de Cusco. El año pasado, el empresario tenía la esperanza de tener al menos 60% de sus camas ocupadas. Sin embargo, llegó a 40%. Las siete paralizaciones, inestabilidad política y social del país han pasado factura.
El 2023 pinta peor. Para el primer trimestre del año, la mayoría de turistas cancelaron su viaje por el clima de convulsión. Gonzales reducirá las horas de trabajo y sueldos de sus colaboradores.
“Cancelaron las reservas hasta abril. No tendremos ingresos por tres meses. Falta ver qué pasará en los siguientes meses del año”, dice Gonzales.
Según aproximaciones de la Cámara de Turismo de Ollantaytambo, las empresas hoteleras de la región del Cusco despidieron al 70% de sus trabajadores. No hay ingresos para pagarles.
El mismo drama se repite en otras empresas del sector. Berner Caballero es dueño del museo del Pisco, un bar turístico para degustar buenos cocteles y tragos. A diario, llegaban 400 parroquianos, ahora en dos días no atiende ni a 60.
Cusco es el primer destino turístico del país. De esta región dependen Puno y Arequipa. La orfandad de Cusco arrastra a sus vecinas. Si el país resuelve su crisis mañana la tarea será reconstruir la imagen del país.
“Al visitante que lo hiciste caminar o perder el vuelo aéreo de regreso a su país dará una opinión desfavorable. Ese punto de vista influirá en 30 visitas menos”, dice el empresario turístico de Arequipa, Jorge Valderrama.
René Franco, artesano:
“Los artesanos que dependemos del turismo estiramos la mano a los extranjeros. Cuando ellos no vienen, no tenemos ingresos. En cambio, los hermanos del campo sí son autogestionarios”.
Jorge Valderrama, empresario de turismo:
“No podemos vivir en paralizaciones constantes, dándonos treguas, como si estuviéramos en una lucha constante. Ya la imagen del Perú ha sido dañada al margen si las futuras protestas son pacíficas”.
Jhon Gonzales estima que las pérdidas por las huelgas de diciembre y enero suman más de US$100 millones, sin contar las cancelaciones de los meses de febrero y marzo.
El expresidente del gremio de agencias de turismo de Arequipa Jorge Valderrama estima que por día no trabajado el sector pierde S/5 millones. En la Ciudad Blanca también se cancelaron el 80% de los paquetes turísticos.