La próxima crisis del mercado energético será la escasez de buques petroleros, a raíz del embargo de la Unión Europea (UE) al petróleo y gas provenientes de Rusia, que está a punto de entrar en vigencia, informó Bloomberg.
De acuerdo al medio internacional, la demanda de este tipo de navíos se había disparado en todo el mundo desde que iniciaron las acciones bélicas entre Rusia y Ucrania, pero ahora con la decisión de la UE de cortar con el crudo ruso desde diciembre, y de sus combustibles derivados en febrero, descalibrará el mercado global.
Prueba de ello es que las compañías de transporte marítimo en todo el mundo pugnan por adquirir el mayor número de barcos petroleros posibles de la “clase hielo” (diseñados para navegar a través de aguas cubiertas de hielo) antes de que empiece este proceso que no ha hecho más que llover sobre mojado.
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Solo a principios de agosto, por ejemplo, la plataforma Clarkson Research Services reportó que el beneficio medio de un buque petrolero de productos petrolíferos en las dos semanas hasta el 8 de agosto había subido a US$ 400.000, el más alto desde 1997. La oferta de buques en construcción también es baja.
El embargo de primavera en Europa forzará otro dilema: los cargueros que salían desde Rusia hacia el Viejo Mundo ahora tendrán que recalar en otros destinos, como Asia, África e incluso América Latina, mientras los marginadores tendrán que abastecerse de países como India, China y EE. UU., aunque este último no tiene excedentes.
El punto está en que, en el caso de los derivados, justamente países como India, China y Arabia Saudita le compran el crudo a Rusia, lo refinan, y luego lo revenden a Europa. Ahora podrían aumentar sus volúmenes de compra para redistribuir gasoholes y combustibles para avión, entre otros. El libre mercado se impondrá a la guerra.