Durante el 2020, la pobreza alcanzó a 9,9 millones de peruanos (30,1% de la población), lo que representó un retroceso de diez años tras contraerse la economía en -11,1% debido a la paralización de actividades a causa de la COVID-19.
Si bien para el presente año se espera que la economía llegue a poco más del 10% por rebote estadístico; entidades como el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional proyectan que para el 2022 el PBI oscilará entre el 3 y 4,6%, lo cual consolidaría la recuperación, ya que se pasarían niveles no observados en los últimos ocho años.
Impactar en actividades de empleo masivo Federico Arnillas, presidente de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (MCPLCP), sostiene que la recuperación económica no garantiza una automática disminución de los ratios de pobreza monetaria pese a su relación causal.
“El tema es cuánto de la inversión que se produzca o el crecimiento de la economía se vinculan a ramas de la actividad con un impacto importante en el empleo. Si es bajo en (generación de) empleo, podemos crecer mucho pero la pobreza se va a seguir manteniendo”, cuenta para este diario, en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.
En el 2020, la pobreza monetaria en Lambayeque afectó al 19,5% de la población.
En esa línea, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la población ocupada en sectores como servicios (transporte, actividades inmobiliarias, empresariales y actividades de servicios sociales y salud) sigue contraída en -15,4% al cierre de la primera mitad de este año respecto al 2019. Un panorama similar se observa en manufactura (-8,9%) y pesca (-13,4%).
En la otra cara de la moneda, algunos sectores ya superaron incluso el total de mano de obra antes del coronavirus: agricultura (20,5%), minería (19,2%), construcción (20,2%) y comercio (4,8%).
Arnillas argumenta que todavía se lastran huecos importantes en la recuperación del empleo, y estos al final se expresan como pobreza monetaria en la población, aunque recordó que hay otros indicadores que tampoco cambiarán para bien en el corto plazo como la calidad de vivienda, el acceso a educación y servicios básicos, entre otros.
Asimismo, el especialista reconoce que se puede reducir la pobreza monetaria si se continúan aplicando las políticas de transferencias monetarias a la población más vulnerable –lo cual ayudó a que la pobreza no se dispare en más del 10% actual, según especialistas– para que las empresas tengan a quién venderles.
En tanto, Javier Herrera, investigador de IRD, manifestó que el crecimiento del 4% del PBI en el 2022 no garantiza que se reduzca la pobreza debido a las actuales circunstancias.
“Estamos en un contexto distinto en el cual este 4% es un crecimiento muy desigual en las distintas actividades, sobre todo aquellas para el mercado interno que todavía no despegan. Los rubros de comercio y servicio, donde se encuentran la mayor cantidad de trabajadores pobres, no se recuperan del todo”, manifestó.
“La pobreza no es una fatalidad, es el hecho de que los poderes políticos no tienen como prioridad a los excluidos ni a los necesitados”, señaló el presidente de la asociación Emaús Internacional, Patrick Atohoun, a la agencia AFP.
El representante de la entidad hizo hincapié en tres exigencias para combatir la indigencia. La primera de ellas implica que las personas vulnerables “tienen que recibir una acogida digna, incondicional”.
Asimismo, consideró que se debe centrar el interés a nivel de las políticas públicas mediante la gestión colectiva de bienes comunes. Finalmente, planteó la construcción de una economía al servicio del ser humano y su entorno, dando prioridad al desarrollo de actividades.
En el fondo. Dentro de los 9,9 millones de peruanos en situación de pobreza, 1,5 millones se encuentran en pobreza extrema.
Enfoque. Arnillas adelantó que junto al INEI vienen estudiando la pobreza desde un aspecto multidimensional para un reflejo más fidedigno y toma de decisiones más eficaces.
Infografía - La República
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