Medio siglo después de la nacionalización de todos los negocios particulares por Fidel Castro, el Ministerio de Economía y Planificación de Cuba (MEP) aprobó este miércoles 29 de septiembre las primeras 32 pequeñas y medianas empresas privadas (Mipymes).
“La aprobación da luz verde a la creación de estos actores económicos, que pueden ya proceder a su constitución como personas jurídicas para ejercer sus actividades económicas”, comunicó el Ministerio.
Las empresas autorizadas se encuentran en 11 de las 15 provincias del país e incluyen los sectores de producción de alimentos (13), la manufactura (6), actividades de reciclaje, de carácter tecnológico y proyectos de desarrollo local.
Las nuevas empresas privadas podrán tener hasta 100 trabajadores, han de constituirse como sociedades de responsabilidad limitada (SRL) y tendrán derecho a acceder a créditos y fuentes de financiamiento, pero sus actividades de importación y exportación deberán hacerlas por intermediación de una empresa estatal.
La ley también impone límites a las actividades profesionales. Así, los contadores, abogados, arquitectos e ingenieros, entre otros, no pueden asociarse y constituir empresas para brindar sus servicios, algo muy criticado por los economistas.
El plan de reestructuración económica que Cuba empezó a implementar a inicios de año busca incentivar el trabajo, subir los salarios y fortalecer la dolarización.
Los cubanos han esperado este momento por una década, cuando entre 2010 y 2011, el régimen dio varios pasos en esa dirección al fomentar la creación de negocios particulares llamados cuentapropistas.
En cuestión de meses, cientos de miles de cubanos procedieron a abrir este tipo de negocios.
La restauración de relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 2014 durante el Gobierno de Barack Obama permitió la entrada de más turistas y divisas al país.
No obstante, la apertura económica se frenó con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y con las nuevas sanciones impuestas sobre Cuba.
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Aunque al estudiar las leyes recién aprobadas algunos ven el vaso medio lleno y otros medio vacío, la mayoría de los economistas consideran que se trata de un “paso positivo”, encaminado a incrementar la producción y favorecer una economía mixta, en la que la iniciativa privada está llamada a jugar un papel cada vez más importante.
“Es una nueva visión, y creo que puede ser muy beneficioso para el país”, aseguró el economista Omar Everleny, uno de los que lleva años abogando por la aprobación de las pymes.
Con información de BBC Mundo y El País.