Por: Pedro Francke
La ministra Alva anunció que la ayuda de 380 soles se ampliará de las 2,7 millones de familias del primer padrón a otras 500 mil más. Está muy bien, pero sigue siendo poco. En el Perú son más de 7 millones de trabajadores independientes a los que hay que sumar otros 3 millones de asalariados informales. Con la cuarentena la enorme mayoría de ellos dejó de tener ingresos. La reciente encuesta urbana de Ipsos indica que el 35% de la PEA (que no incluye amas de casa, estudiantes ni jubilados) se ha quedado sin trabajo. Son casi 5 millones de trabajadores que ahora están sin ingresos.
¿Cómo responder? Partamos de que nuestro Estado carece de la capacidad de identificar con precisión milimétrica a todos los que lo necesitan. La base de datos del Sistema de Focalización de Hogares - SISFOH que ha usado el gobierno es un primer grupo necesitado. Pero por diversas razones muchas familias que requieren ayuda económica urgente no están ahí, ya sea porque el propio registro del SISFOH tiene limitaciones o porque son personas que han perdido el trabajo o sus ventas informales, sufrido un shock previo por salud, despido o quiebra del micronegocio, crisis familiar o desastres. Hay también los que han logrado una mejora económica importante desde que el SISFOH obtuvo sus datos y ya no están en situación tan crítica, pero aunque seguramente veremos denuncias al respecto, no vale hacer escándalo por ello pues es algo que ni el mejor gobierno del mundo puede evitar.
Lo más importante es que ya había, antes del coronavirus y la cuarentena, diez millones de personas vulnerables, es decir no eran considerados pobres pero estaban en alto riesgo de caer en pobreza: 1/3 de la población total. Ante un shock de empleo e ingresos tan grande como el actual, no cabe duda de que una mayoría ya está sufriendo para asegurar su subsistencia. Ipsos indica que el 34% de los hogares necesita salir a comprar por estar parcial o totalmente desabastecido, pero no tiene dinero para hacerlo.
Viendo cómo evoluciona la pandemia en el Perú y el mundo, es probable que se necesite más tiempo de cuarentena. Países con altos ingresos y sistemas de salud fuertes como Italia y España, que reaccionaron tarde, están totalmente desbordados de casos que requieren cuidados intensivos, lo que causa muertes que se hubieran podido evitar. El nuevo hospital de Ate y el uso de la Villa Panamericana de Villa El Salvador, la atención telefónica reforzada en las líneas 113 y el 107 y la compra de pruebas para aplicarlas masivamente son la respuesta necesaria para responder al coronavirus desde el sistema de salud. Pero los estudios y experiencias internacionales muestran que la contención de casos aplicando el aislamiento social es indispensable. Repito: Indispensable.
Una cuarentena más larga, sin embargo, requiere un apoyo a las familias para darle viabilidad. Si al seguir impedidas de trabajar cientos de miles de familias pasan a una situación desesperada, las reacciones individuales y colectivas pueden tener un alto costo social, en salud y orden público.
Muchos países afectados por el coronavirus aplican programas amplios para dar este sustento de ingresos que permita la subsistencia a grandes sectores de la población. El Estado tiene fondos de reserva más que suficientes para que la ayuda llegue a realmente todas las familias que lo necesitan. Ahora es momento de usarlos.