El Dr. Víctor Cruz Campos, director del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi” ha emprendido una cruzada, con todo un equipo de encuestadores, psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales, para hallar resultados que ayuden a analizar los trastornos mentales de niños, adolescentes y adultos. El estudio, que abarcará 28.000 viviendas, se realizará hasta diciembre, en las 25 regiones del país.
Teniendo en cuenta que, en cualquier discusión, incluso en los debates políticos, se acusa fácilmente a alguien de tener un problema mental o ser demente, ¿cómo cree que la población entiende la salud mental?
La salud mental es un término que ha ido evolucionando. Generalmente, antes, la OMS lo definía como un estado de bienestar tanto físico, psicológico y social. Pero hoy todo es más complejo, hay muchas definiciones. Una que me gusta mucho es la que dice que la salud mental es un medio que nos permite alcanzar nuestros sueños, alcanzar nuestros proyectos de vida. Es decir, mientras yo vivo en armonía conmigo mismo, mi familia, mi comunidad, mi país, y hasta el entorno natural, todo bien. Porque no puede haber salud mental si estoy destruyendo mi entorno natural, que es la única casa que nos va a cobijar a nosotros y a las futuras generaciones. Entonces, la salud mental es un tema transversal y va más allá del enfoque médico. Tampoco puede haber salud mental viviendo en pobreza. Por eso, creo que como país nos urge crear un Consejo Multisectorial para afrontar el tema de salud mental. Ir más allá del enfoque médico. Porque ¿qué pasa si acá alguien viene con depresión, no puede dormir y está queriendo matarse? Se le da medicina y vuelve a casa. Pero si en esa casa que regresa no tiene nada, o tiene conflictos con el padre, con la madre...
Foto: La República
Como dice, escapa del enfoque médico.
Claro, por eso necesitamos integrarnos en un tejido multisectorial para ver qué hacemos para mejorar la salud mental de la población. Porque enfrenta todo lo que pasa en casa, todo lo que le rodea, toda la polarización en el país, toda esa polarización entre izquierda y derecha, cuando el país necesita de todos sus hijos para salir adelante, porque al final el de la derecha quiere lo mejor para el país y el de la izquierda también, lo único que nos diferencia es cómo vamos a llegar a eso.
Justamente si el problema de salud mental no es netamente médico, ¿hay una gran irresponsabilidad de los políticos, de las autoridades, de incentivar la incertidumbre, el temor, la agresión, que afecta a los peruanos?
La incertidumbre es lo que nosotros llamamos el estrés, el estrés lleva a la ansiedad, la ansiedad lleva la depresión. Entonces necesitamos organizarnos como sociedad y sobre todo dar alternativas de solución a los más excluidos en la sociedad... Por ejemplo, qué hacemos como sociedad frente al hijo o hijos de padres y madres delincuentes que están viviendo en el penal, que debe seguir en el hogar disfuncional con la abuela, que desde pequeño jugó con armas de fuego... El Estado ya sabía que ese niño iba a tener un mal futuro, ¿qué hizo? Cuando decimos que la violencia está creciendo, ¿qué se hace? La única respuesta que se dice es ‘pena de muerte’, pero al delincuente no lo frena. Como Estado no estamos dando alternativas. No puede ser que los pacientes no tengan actividades más allá del enfoque médico. Por eso nos dicen que somos manicomios.
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Enfrentar los problemas de salud mental es urgente, ¿no? Un ejemplo de esa necesidad son los índices de agresiones a la mujer.
Es un problema urgente... Y nos falta manos, por ejemplo, para repotenciar el primer nivel de atención. En estos momentos en las unidades se están incrementando los técnicos de enfermería y médicos, pero psicólogos todavía faltan.
En medio de todo este panorama ¿qué significa esta primera Encuesta Nacional Especializada en Salud Mental 2022?
Es la primera vez que como país vamos a hacer una Encuesta Nacional de Salud Mental... Mire que recién se están implementando, prácticamente en el siglo XXI, los centros de salud mental comunitarios que el mundo comenzó a aplicar a mediados del siglo XX. Inclusive ya no se recomienda hacer centros de salud mental comunitarios porque la OMS recomienda que en el primer nivel la atención sea integral. No se puede atender mente por aquí, salud física por allá.
¿La atención integral es ya una necesidad?
Exacto, lo es, en centros integrales de atención primaria, en los que se refuerza al personal no especializado y también se pone unidades de servicios de salud mental. De esa forma se rompe los estigmas. Porque ir a un lugar que dice “Centro de Salud Mental” es, digamos, mucho más difícil de ir que simplemente acudir a un lugar donde dice “Centro de Salud”.
De todos modos, se ha avanzado, ¿no?
Sí, tenemos ya, con grandes esfuerzos del Estado, más de 200 centros de salud mental comunitarios. Bueno, recién en el siglo XXI estamos rompiendo el centralismo limeño, donde los únicos hospitales especializados estaban en Lima: el Larco Herrera, el Valdizán y el INSN... Pero ahora necesitamos ver cómo está la oferta de la salud mental y las barreras que todavía limitan el acceso a la salud mental y para eso se necesita tener una impresión a nivel nacional, porque en el Perú y en Lima misma somos muy diversos... Por eso, como Estado, estamos trabajando con el Ministerio para reforzar las competencias. Ya tenemos el plan y lo vamos a hacer llegar a la nueva ministra. Sobre cómo reforzar el manejo de paciente con ideas suicidas o el paciente agresivo, que nosotros llamamos con agitación psicomotriz y psicosis, con depresión, con alcoholismo, graves problemas que afectan al país.
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¿Qué se piensa hacer después de la encuesta? ¿Cómo se van a tratar los resultados?
Entendemos que el Estado, con las muchas limitaciones que tiene en términos presupuestales para el sector Salud o Educación, está invirtiendo para hacer esta gran encuesta nacional. Entonces queremos innovar y que la data sea de libre disposición, a través de nuestra página web para todos los investigadores del país. De esa manera se rompe un poco el centralismo, lo que favorece a miles de investigadores que podrían usar la data para un examen o estudio a profundidad. Estamos trabajando para eso. Nos hemos reunido con las universidades públicas para invitarles a formar la Red de Investigadores en Salud Mental.
¿Esta encuesta nos revelaría que el uso de las redes está creando nuevos problemas de salud mental, como la ansiedad digital?
Es un tema que estamos cargando en la Encuesta Nacional... Recordemos que es la corteza prefrontal suborbitaria, la parte del cerebro que está encima de los ojos, la que nos permite poner el freno, y los estudios dicen que todavía eso madura a los 25 años; otros estudios, a los 35. Por lo tanto, un niño, un adolescente, no va a frenarse, si algo le es placentero, lo va a hacer horas; hay reportes de que están en su clase virtual, pero al mismo tiempo está jugando mientras la profesora habla. Se han observado adicciones, que los niños tiene interés básicamente en los juegos de red. Vamos a tener recién las primeras impresiones.
¿Cómo se realizará la encuesta?
La encuesta es al domicilio de las personas, tenemos la ayuda del Instituto Nacional de Estadística. Se selecciona aleatoriamente en todas las regiones conglomerados, áreas, de 140 viviendas. Luego, de allí seleccionamos aleatoriamente 9 viviendas para entrevistar a los que viven allí. A veces incrementamos un poco más el número de viviendas para cumplir la cuota de entrevistados que necesitamos para cada unidad de observación. Tenemos más o menos seleccionados, hasta el momento, poco más de 28.000 viviendas en todos los distritos del país. Si sumamos las cuatro unidades de análisis tendríamos cerca de 80,000 entrevistados a nivel nacional.
¿Qué cree que le ha hecho más daño al peruano hoy, la violencia política o la pandemia?
Solo le diré que, en mi punto de vista, falta cooperación entre los peruanos. Y también hay otro punto, la ley del mínimo esfuerzo. A la hora que tenemos que hacer empresas donde tenemos que trabajar un montón, pocos se apuntan. Pero cuando llega el reconocimiento ahí sí quieren estar. Mira, vivo en Los Olivos y frente a Plaza Norte se pasan la luz roja, los carros, las motos, las mototaxis, nadie dice nada... Ese es el otro lado, el de la violencia cotidiana. Pasa que en nuestro país la ley no se cumple y, si se cumple, es solo para los que tienen el poder del dinero o el poder de organizarse, pero para el ciudadano común la ley no se cumple. Es el ”yo hago lo que me da la gana”. Y está la polarización política, los problemas económicos, sociales. Da la impresión de que no vamos a salir del túnel. La encuesta es al domicilio de las personas, habría 80 mil personas en las encuestas a nivel nacional”.