El 8 de diciembre de 1987 quedará registrado en la historia como uno de los días más tristes del fútbol peruano y del balompié mundial. Ese día, una tragedia aérea ocurrida en el mar de Ventanilla enlutaría por siempre al pueblo aliancista. Aquel martes, Alianza Lima perdería a casi todo su plantel tras la caída del avión Fókker F-27 que los regresaba a Lima. Uno de los pocos jugadores que se salvó de dicho accidente fue César Espino, quien no viajó con sus compañeros por estar suspendido.
Unos años después, Espino demostraría que como su apodo —el 'Gato'— tenía siete vidas. ¿Qué sucedió? El defensor se salvó de morir tras la explosión de una bomba en el vestuario de Deportivo Municipal, equipo en el que militaba el futbolista chalaco. Conoce AQUÍ su historia y cómo pudo escapar de la muerte.
El 6 de diciembre, Alianza Lima enfrentó a Deportivo San Agustín por la fecha 17 del Descentralizado 1987. El encuentro entre íntimos y santos terminó igualado sin goles. En los minutos finales del encuentro, el árbitro Carlos Montalván expulsó a César Espino y Carlos Castro por agresión mutua.
En la tragedia del Fokker, Alianza Lima perdió a 16 jugadores, seis integrantes del cuerpo técnico, cuatro auxiliares, ocho miembros de la barra íntima. Foto: diario El Nacional
Esta tarjeta, recibida de mala gana y con sensación de injusticia, terminó salvándole la vida al 'Gato'; puesto que, de no haber sido expulsado, habría viajado con el plantel a Pucallpa y arrancado como titular en aquel fatídico 8 de diciembre, fecha en que feneció el equipo de La Victoria.
El 9 de mayo, Espino volvería a vivir de cerca una tragedia. Ese día, una bomba casera disfrazada en un envase de desodorante explotó dentro del vestuario de 'Muni'. Aquel fatídico jueves, un encargado de la limpieza del Estadio Municipal de San Isidro encontró dicho recipiente cerca a los camerinos y creyendo que pertenecía a uno de los jugadores lo colocó dentro del baño para que lo identifiquen.
Héctor Mathey solo defendió la casaquilla de 'Muni'. Foto: Diario La Crónica
Cuando culminaron los trabajos, los jugadores vieron extrañados el artefacto y empezaron a jugar con él. Uno de ellos fue el 'Gato' Espino. La bomba estallaría instantes después cuando Franklin Allemant, hijo del entonces presidente de la 'Academia', repetía el juego junto a Héctor Mathey. Producto de la explosión, este último perdería la vida, mientras que a Allemant tuvieron que amputarle el brazo.