La realización de megaeventos deportivos como la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos no solo moviliza una gran cantidad de activos económicos y mano de obra, sino que también la ejecución de estas grandes celebraciones se han vuelto una gran ventana para mostrar avances tecnológicos que mejoren la experiencia de disfrutar de estas competiciones.
No obstante, la innovación que presentan estos acontecimientos no siempre ha ido de la mano con el cuidado al medioambiente. De todas las citas deportivas más relevantes de la historia, solo las ediciones de las Olimpiadas Tokio 2020 y el Mundial de Rusia 2018 presentaron grandes mejoras en cuanto a desarrollo sostenible.
Es así como en la cita olímpica en la capital de Japón se pusieron en práctica diversas acciones en pro del medioambiente, que incluyeron la recuperación de materiales para la elaboración de las medallas, el reciclado de plásticos para la creación de los podios y uniformes, y la utilización de energía renovable durante la emisión de cada una de las competencias.
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Asimismo, la tanda mundialista rusa se convirtió en la justa ‘más ecológica de la historia’ al emplear material con bajo impacto ambiental para la construcción de sedes y estadios; algo muy alejado de la realidad que presentó su antecesor, Brasil 2014, que bien pudo superar el uso de más de un millón de toneladas de carbono.
En ese contexto, hoy viernes 22 de abril, Día de la Tierra, analizaremos otras prácticas deportivas implementadas por las diversas organizaciones y federaciones para frenar el impacto ambiental en aras de alcanzar la realización del deporte sostenible.
Al término de su carrera como jugador profesional, el exguardameta alemán Lutz Pfannenstiel fundó el club Global United con el propósito de realizar eventos deportivos que concienticen sobre el cambio climático. Los partidos benéficos del equipo se efectúan en zonas poco habitadas o devastadas por el accionar humano; África es el continente que más ha albergado este tipo de encuentros y ha sido sede de eventos en contra de la matanza indiscriminada de elefantes y el correcto cuidado de los océanos.
Entre sus embajadores cuenta con estrellas de la talla de Cafú, Ze Roberto, Mario Kempes y Zinedine Zidane.
Partido del Global United. Foto: Web de Global United
La Fórmula 1 tiene su contraparte ecológica, y esta es, precisamente, la Fórmula E, fundada por la Federación Internacional del Automóvil en el 2014 con el propósito de servir como un laboratorio de vehículos eléctricos e innovaciones tecnológicas.
Esta competencia propone la elaboración de autos menos contaminantes y alejados del lujo y las grandes marcas que patrocinan el evento más grande el automovilismo.
La competencia se ejecuta en circuitos urbanos, y las bases son bastante similares a la de la Fórmula 1, con la ligera diferencia de que este certamen busca acercar el deporte a los ciudadanos. Para ello, hacen uso de las redes sociales, para proporcionar una especie de ‘power boost’ a los tres pilotos mejores votados en las plataformas.
Fórmula E. Foto: Diario El Confidencial
Una función conjunta que han implementado diversas federaciones de fútbol es el uso de nueva tecnología para equipamiento de los colosos deportivos. Tal es el caso de Brasil, país en el que en los últimos años se han implementado estadios con paneles de energía solar.
Por otro lado, la FIFA se ha unido a las acciones contra el cambio climático, comprometiéndose a alcanzar las cero emisiones de carbono para el año 2040. Además, las metas sustentables del máximo ente deportivo también se han visto reflejadas en el Mundial Qatar 2022, el primero que contara con un estadio desmontable, la plantación de 850.000 metros de espacios verdes alrededor de los recintos y el ahorro de casi un 40% del consumo de agua.