Este último fin de semana se vivió otro tiroteo durante un partido de fútbol. En esta ocasión, el hecho se dio en el desarrollo del segundo tiempo entre la sub-20 de Serra Macaense y Carapebus de Brasil. Rodrigo Ribeiro, entrenador, fue de inmediato a las tribunas para proteger a su esposa e hija.
“Yo fui a subir las escaleras a recoger a mi mujer y mi hija. Cuando se escuchó el primer disparo, mi esposa me miró y yo ya la miré. Ella ya ahí se había dado cuenta que era un tiro, se movió y se acostó con mi hija en el suelo. Fui rápido, subí las escaleras, tomé a mi hija, a mi esposa y le dije: ‘Levántate, ven conmigo”. Y allí nos protegimos contra un costado”, manifestó el entrenador.
Los médicos atendían a un jugador lesionado cuando de pronto se comenzaron a escuchar disparos, generados por un enfrentamiento entre criminales y policías detrás de las tribunas. Los jugadores de ambos equipos se cubrieron y tiraron al suelo.
Un episodio similar también se dio este fin de semana en el compromiso entre Huracán y Ferro por el ascenso argentino. Un grupo de barristas locales generaron alborotos durante el partido que terminó con disparos. Uno de esos impactó al entrenador Mauricio Romero, quien actualmente se encuentra fuera de peligro.
Tras investigaciones, las autoridades detuvieron a ocho personas, una de ellas fue quien dio inicio a los disparos.
Por otro lado, el equipo de Ferro de Pico exigió que se tomen medidas ejemplares ante los autores del incidente “para seguir creyendo en este deporte”.