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Hugo Sotil: El ‘Cholo’ del Ferrari amarillo que brilló en el FC Barcelona

Aquel llamativo auto permitió que Hugo Sotil dejara huella en las calles de FC Barcelona, así como su talento lo hacía en el Camp Nou.

Cada 18 de mayo, el fútbol peruano se viste de gala para conmemorar el nacimiento de uno de los jugadores más talentosos que crió nuestra tierra. Hugo ‘El Cholo’ Sotil se vistió de corto para regalarnos nuestro segundo título de Copa América, dos experiencias mundialistas e innumerables jugadas y goles que quedarán por siempre en la memoria de los que continúan añorando los mejores años del balompié nacional.

Tanto nos dio el ‘Cholo’ que era lógico pensar que en algún momento uno de los tantos regalos que solía repartir a la gente (en forma de gambetas) y a sus compañeros (en forma de relojes de oro), fuera a recaer en sus manos. Es así que nace la historia de uno de los pasajes más comentados en la vida de Hugo Sotil: el famoso Ferrari amarillo.

Sotil llegó al FC Barcelona en el año 1973 cuando su juego encandiló a Rinus Michels que optó por fichar al ’10′ de Deportivo Municipal en lugar de Teófilo Cubillas, a quien originalmente habían ido a ver. El ‘Cholo’ brilló. Junto a Cruyff, Rexach, Asensio y Marcial formaron una delantera letal que se quedó con el título de aquella temporada y se dio el lujo de golear al Real Madrid (con gol incluido de Sotil).

Hugo Sotil y Johan Cruyff.

Amado por la afición, el ‘Cholo’ ya era patrimonio de la ciudad y figura del equipo. No obstante, el sentimiento competitivo no se limitaba a las canchas. Sotil había conseguido lo que muchos peruanos ni siquiera se atrevían a soñar, se merecía un premio.

Así, mirando que su humilde Fiat Sport se veía opacado por los Lamborghini y Maserati de sus compañeros, decidió comprarse un Ferrari modelo 365 GTS de un vivo color amarillo, único en Barcelona. Aquel auto era inconfundible, por donde se trasladaba, se sabía que el ‘Cholo’ Sotil había pasado por ahí.

Lamentablemente, esta lujosa adquisición coincidió con un mal momento futbolístico que terminó con su salida del club en 1975. El dichoso Ferrari amarillo comenzó a ser visto de manera usual en las mejores discotecas de la ciudad, no había forma de esconder una actitud que poco a poco fue incomodando al técnico Michels. Aunque Sotil diría que no era su auto, sino el de un aficionado que lo idolatraba y que se fue a Italia a comprarse uno igual.

“Un día me llamó Michels y me preguntó: ‘Cholo', ¿Tú estás todos los días en la discoteca?’. Ese no soy yo, míster, ese no es mi carro, es el del aficionado. Le tienen que tomar una foto a la matrícula, le dije”, relató Sotil al diario El País.

El auto, que Sotil indica que era de segunda mano y le costó 800.000 pesetas, parece una pequeñez al lado de las escuderías completas que los cracks del momento se compran como si de ropa se tratase. “Bastaron dos meses de sueldo para poder adquirirlo, y no me arrepiento", manifestó.

Se dijo que tuvo que venderlo para regresar a Perú, pero no fue así. “Me han preguntado cincuenta mil veces por el Ferrari amarillo. Creen que lo tengo en el garaje y no saben que no lo pude traer por los impuestos”, comentó en otra de las tantas entrevistas que se le hizo en torno al vehículo.

Hugo Sotil dejó huella en el club, pero ese auto evidenció a una ciudad de más de un millón de personas que había un peruano que, pese a los obstáculos, había cumplido sus sueños y quería compartirlos con el mundo. Al fin y al cabo, todos soñamos con ser un cholo en un Ferrari amarillo.

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