El almirante Miguel Grau, honrado como el peruano del milenio, es sin duda uno de los personajes más emblemáticos y reverenciados en la historia del Perú. Su valentía y sacrificio durante la Guerra del Pacífico, en que entregó su vida por defender la patria, lo han convertido en un símbolo eterno de honor y patriotismo. Conocido como el 'Caballero de los Mares', Grau no solo destacó por su habilidad naval, sino también por su nobleza y humanidad en el trato con el enemigo, por lo que se ganó el respeto de amigos y adversarios por igual.
Su título no fue otorgado al azar ni surgió sin motivo, ya que hubo una fecha y un acontecimiento especial que lo llevaron a esa posición. Todo se originó en el combate de Iquique, cuando se llevó a cabo la campaña naval de la Guerra del Pacífico. A continuación, te contamos la historia de cómo se volvió el 'Caballero de los Mares'.
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El 16 de mayo de 1879, la flota chilena bloqueó el puerto de Iquique con la Esmeralda y la Covadonga, mientras el transporte Lamar se dirigía al norte para enfrentar a los peruanos en el Callao. No fue hasta el 21 de mayo que ambas flotas se encontraron en la bahía de Iquique, lo que provocó dos batallas cruciales: el Huáscar contra la Esmeralda en Iquique y la Independencia contra la Covadonga en Punta Gruesa, lo que culminó con el hundimiento de la Esmeralda.
La flota peruana, liderada por Mariano Ignacio Prado, estableció su cuartel general en Arica el 20 de mayo y posteriormente envió el Huáscar y la Independencia a Iquique para romper el bloqueo chileno.
El 21 de mayo, el Huáscar y la Independencia, comandados por Miguel Grau y Juan Guillermo More Ruiz, respectivamente, entraron en la bahía de Iquique y confrontaron a los buques chilenos. Mientras, el transporte Lamar se dirigió al sur bajo bandera estadounidense. El Huáscar atacó a la Covadonga, y a la vez, la Independencia enfrentaba a la Esmeralda.
Tras un alto en el combate, Grau ordenó a la Independencia perseguir a la Covadonga. Paralelamente, el Huáscar continuaba bombardeando a la Esmeralda con su ametralladora Gatling, pero su imprecisión prolongó la batalla. Finalmente, Grau utilizó el espolón, lo que causó daños graves y hundió a la corbeta chilena tras un tercer espolonazo.
Miguel Grau es recordado por su valentía y liderazgo durante la Guerra del Pacífico. Foto: difusión
En ese momento crítico, Grau realizó un gesto memorable al rescatar a los 57 sobrevivientes chilenos a pesar de emplear tiempo valioso que podría haber dedicado a apoyar a la Independencia para perseguir a Covadonga. Fue así como nació su título: 'Caballero de los Mares'.
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En tanto, la Independencia, liderado por More, iba tras la Covadonga cerca de la costa. En su intento por espolonear al buque chileno, la fragata peruana colisionó con una roca y se empezó a hundir.
Ante esta situación, Carlos Condell de la Covadonga retornó y atacó a la fragata varada, incluso disparó contra los náufragos peruanos. A pesar de su estado semihundido, la Independencia continuó su ataque hasta que la Covadonga se alejó al divisar al Huáscar aproximándose.
Las acciones de Grau, quien salvó a los náufragos chilenos de la Esmeralda, y las de Condell, el cual disparó a los náufragos peruanos de la Independencia, han sido objeto de estudio de los historiadores.
Condell afirmó haber disparado solo dos cañonazos porque la Independencia aún mostraba su bandera en alto, señal de que seguía en batalla. Después de izar la bandera de parlamento, More pidió una embarcación. Al ver al Huáscar, Condell optó por retirarse, mientras que Grau salvó a los supervivientes de la Independencia y ordenó la quema de los restos del navío.
Por si fuera poco, Grau, quien ya era conocido por su caballerosidad, le escribió a Carmela Carvajal, viuda de Arturo Prat, con el fin de elogiar a su esposo por sus acciones en la batalla y, a la vez, le dio todas sus pertenencias. Carvajal expresó su gratitud por el gesto y admitió que la pérdida de su esposo fue una consecuencia inevitable de la guerra.
Este momento histórico, lleno de actos de coraje y muestras de humanidad, resalta a Miguel Grau como un marino reverenciado tanto en nuestro país como en Chile.