En el 2013, Marco Arenas y Fernanda Lora se convirtieron en autores del asesinato de María Rosa Castillo, una próspera empresaria. El hecho causó conmoción debido a que uno de los criminales, Marco Arenas, era hijo adoptivo de la mujer de 54 años de edad. Por su parte, su cómplice era una joven de tan solo 17 años y era enamora de él.
Luego de más de 3 años de pesquisas, ambos fueron declarados culpables y sentenciados a 20 años de prisión efectiva. La pareja conformada por Marco Arenas y Fernanda Lora causó la indignación total entre los ciudadanos por la crueldad de su crimen y la forma en la que salió a la luz la verdad de los hechos. Este episodio se sumó a otros casos, como el de Giuliana Llamoja o el de los hermanos Fefer: Eva y Ariel.
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María Rosa Castillo y Walter Navarro Arenas criaron a Marco desde muy pequeño con todas las necesidades cubiertas. En un inicio, el joven optó por estudiar la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima, pero terminó desistiendo de continuar su camino académico luego de reprobar 6 de los 7 cursos que llevaba.
Pese al primer traspié, sus padres lo siguieron apoyando y lo matricularon en Psicología Empresarial de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL). Este segundo intento también fue fallido, pues al poco tiempo dejó la carrera.
La inmensa confianza de María Rosa Castillo y su esposo en su hijo los llevó a seguir apoyándolo, esta vez eligió la carrera de Psicología, pero tuvo el mismo final que sus dos primeras incursiones académicas. Sin embargo, su ingreso a la especialidad le valió para conocer a Fernanda Lora, quien se convirtió en su enamorada.
Con el pasar del tiempo, Marco Arenas empezó a robarle a sus padres buscando en sus cajones billeteras y hasta de sus propias tarjetas. Incluso llegó a fingir un secuestro para poder viajar con su enamorada Fernanda. Aunque sus padres supieron la verdad, lo perdonaron y esperaron que se rectifique, pero eso no fue así.
Las llamadas de atención hacia Marco Arenas por parte de sus padres fueron pan de cada día para él, pero más que hacerlo reflexionar, lo llevaban hacia la ira. De ese modo, a inicios de noviembre de 2013 discutió con su madre empresaria, pero lejos de arrepentirse, ideó un plan para acabar con ella. Su cómplice fue su enamora Fernanda Lora.
Marco Arenas se acercó a su madre con la intención de supuestamente pedirle perdón, pero cuando abrazó a María Rosa la apretó de tal manera que la asfixió y la desmayó. Su novia observó toda la acción desde la ventana de su dormitorio.
Con total sangre fría ambos robaron dinero y joyas de la empresaria. Luego, en la tarde de ese día, se dirigieron a Manchay Bajo, en donde finalmente quemaron el cuerpo de María Rosa Castillo. De acuerdo con las pesquisas que se realizaron, ella en ese momento seguía viva.
Aunque Marco Arenas hasta lamentó públicamente la desaparición de su madre, seis días después de su asesinato confesó su delito a los efectivos policiales. El 13 de noviembre de 2013, Marcos Arenas fue ingresado al centro penitenciario de Piedras Gordas. Se le cambió el delito de parricidio por el de homicidio simple y a ella el de complicidad y cubrimiento. Su condena fue de 20 años en prisión.