Sisicaya es un pueblo que forma parte del distrito de Antioquía, uno de los 32 que conforman la provincia de Huarochirí. Se encuentra a la altura del kilómetro 46 de la carretera la ciudad de Lima a Huarochirí, al pasar por Cieneguilla. El lugar está rodeado de un paisaje de piedras, río y fauna, aunque también es posible llegar a pie a través del Camino Inca.
La pequeña comunidad campesina de Sisicaya siempre recibe con los brazos abiertos a los visitantes y en fechas importantes realizan eventos y celebraciones. La iglesia de paredes amarillas y naranjas es quizá la presencia más distinguida del pueblo, ya que en el día a día no es frecuente ver a muchas personas transitar en la vía pública. ¿Cómo es entonces que a un sitio así se le conoce como un pueblo maldito?
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La historia de este humilde punto se remonta al periodo preincaico, cuando el territorio estaba ocupado por la cultura Ychsma. En dicha época, Sisicaya era un tambo donde se hospedaban los viajeros que visitaban el santuario del dios Pachacamac. Se dice popularmente que los incas consideraban a esta zona como la mejor para la producción de hoja de coca.
El motivo no tiene relación alguna con su presente y está basado únicamente en una crónica de la segunda serie de la obra “Tradiciones peruanas”, del reconocido escritor Ricardo Palma. De hecho, la gente que llega a conocerlo termina considerándolo una tierra bendita a pesar de su usual apariencia de ‘pueblo fantasma’ por su poca concurrencia.
La iglesia de Sisicaya, principal atractivo del pueblo ubicado en el distrito de Antioquía, en la provincia de Huarochirí (Lima). Foto: Guillermo Avendaño
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La historia detrás de la creencia popular de que Sisicaya es un pueblo maldecido se llama “Los malditos”, una crónica de la época del noveno virrey del Perú. Según el relato, en 1601 existían “dos magníficas villas” habitadas por una población indígena a pocas leguas de Lima. Una de estas se llamaba San Pedro, fue ahí donde ocurrieron una serie de eventos que terminó con el asesinato de un cura.
Lo más llamativo del relato es que esto comienza a partir de la curiosa alabanza de toda la población indígena de San Pedro hacia una cabra de plata con cuernos, patas y pezones de oro. El sacerdote había viajado a la capital tras la misa del martes de Pascua de Resurrección, pero olvidó su libro de rezos en el pueblo y mandó a su sacristán a recogerlo. Al volver, presenció la ceremonia de idolatría al animal.
La crónica "Los malditos" de Ricardo Palma es la responsable del por qué se le llama "pueblo maldito" a Sisicaya. Foto: Captura
Ante el susto que le generó semejante culto, regresó en caballo para avisar sobre lo sucedido. El cura procedió a notificarle al virrey y se le dio la autoridad para dar una misa de excomunión en el ahora conocido como San Pedro-Mama.
Sin embargo, cuando el cura regresó para cumplir su misión, se dio con la sorpresa de que San Pedro-Mama era un auténtico pueblo fantasma. Los indios adoradores de la cabra sí habían notado al sacristán cuando descubrió el ritual y se escaparon con los tesoros de los templos de las villas. Tras esto, llegó a oídos del virrey y el arzobispo que en Sicasaya se practicaba la misma ideología.
La autoridad española optó por enviar cinco misioneros a asistir al cura en la conquista de almas en este nuevo lugar. Los pobladores se enteraron de lo que sucedería y lo emboscaron para asesinarlo a puros azotes. Los misioneros recién llegados fueron liquidados tras ser degollados.
Aunque al día siguiente mandaron una tropa y otro sacerdote para la excomunión, Sicasaya también siguió los pasos de San Pedro-Mama y la villa fue desolada.
Desde ese entonces, se dice que nadie se atrevió jamás a habitar la casa del cura asesinado en el pueblo. La leyenda cuenta que no es seguro pasar de noche por la vivienda porque una mano suele aparecer con el puño cerrado por una de las ventanas para golpear al desafortunado transeúnte.
Por todo esto, la crónica concluye que, en el siglo XVII, cada vez que se hablaba de un indio acusado de crímenes, se añadía un “este cholo ha de ser uno de los malditos”, en referencia a los pobladores de Sisicaya y San Pedro-Mama.
El cierre de la crónica "Los malditos" de Ricardo Palma que explica la "maldición" de Sisicaya. Foto: Captura