La reina Isabel II falleció este 8 de septiembre, así lo anunció la familia real a través de sus redes sociales. La monarca británica con más tiempo en el trono, a lo largo de su vida, pasó por momentos memorables y otros no tanto, como es el caso de la infiltración de Michael Fagan.
Cuando Elizabeth Alexandra Mary se encontraba en su habitación descansando, un sujeto irrumpió en sus aposentos e incluso, pudo hablar con ella. Conoce este pasaje de la vida de la soberana de Reino Unido y qué ocurrió con Fagan.
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El 9 de julio de 1982, a las siete de la mañana, la reina Isabel II aún se encontraba durmiendo, cuando de repente un portazo la despertó y vio cómo un hombre descalzo en camiseta y pantalones vaqueros estaba al borde de su cama, con la mano llena de sangre y sosteniendo un trozo de vidrio de un cenicero roto.
Michael Fagan era el intruso. A pesar de que la reina le ordenó que se fuera, el pintor de casas, quien sufre de esquizofrenia y tenía 33 años de edad en aquel entonces, se quedó con ella y empezó a hablar sobre sus problemas. Isabel II intentó pedir ayuda, pero nadie la escuchó. Ella solo se quedó oyendo al sujeto y hasta le expresó su simpatía.
Recreación del momento en el que Michael Fagan se infiltra en los aposentos de la reina Isabel II. Foto: PEXELS
Mientras tanto, el príncipe Felipe de Edimburgo, quien dormía en la otra habitación, no se percató de la situación en la que se encontraba su esposa.
“Cuando Fagan le pidió un cigarrillo, la reina le dirigió a una despensa cercana, y al llegar al pasillo, Fagan se encontró con un lacayo que traía a los corgis (los perros de Isabel II) de Su Majestad para que los acariciaran por la mañana. Consiguió detener a Fagan hasta que llegó la Policía. El intruso, que más tarde pasaría seis meses en un centro psiquiátrico, dijo después del incidente que había planeado cortarse las venas delante de la reina. ‘No tenía miedo’, dijo después Isabel. ‘Todo fue muy surrealista’. Simplemente, entró, charlamos y se fue sin incidentes, y eso fue todo”, se lee en la publicación de la revista Life, la cual rememoró este insólito hecho que pasó la soberana fallecida.
Fagan había burlado la seguridad del Palacio de Buckingham, aunque tampoco fue un trabajo sencillo, pues tuvo que escalar un muro de cuatro metros con alambre de espino y pinchos, para después trepar por un tubo de desagüe hasta una ventana abierta cerca del cuarto de la reina.
La violación a la seguridad de la residencia de la monarca británica fue tan fuerte que, la entonces primera ministra, Margaret Thatcher, estuvo “profundamente preocupada” por el incidente, al igual que el entonces ministro del Interior William Whitelaw, quien era el encargado principal de la seguridad de la familia real. Poco después, reforzaron las medidas de seguridad para que no volviera a ocurrir un hecho de este tipo.
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Un mes antes de que ocurriera este insólito hecho, Fagan ya había intentado infiltrarse al Palacio de Buckingham. Según una entrevista que concedió a Daily Mirror, la primera vez que lo intentó fue descubierto por una empleada, quien alertó a los agentes de seguridad; sin embargo, cuando estos llegaron, él ya se había marchado.
Fagan incluso pudo disfrutar de las instalaciones del palacio, ya que se la pasó comiendo queso cheddar y galletas, así como también tomó un vino antes de irse. Durante todo ese lapso de tiempo, el cual duró 30 minutos, no fue percibido por la seguridad, y las alarmas tampoco sonaron, puesto que estaban estropeadas.
Michael Fagan irrumpió en el Palacio de Buckingham y llegó hasta la habitación de la reina Isabel II, pero no tuvo cargos. Foto: The Times
Tras este incidente, Fagan solo fue acusado de robo de vino, ya que en aquel tiempo entrar de forma ilegal a cualquier vivienda era solo un delito civil y no criminal. Además, debido a la esquizofrenia que sufría, pasó tres meses en un hospital psiquiátrico.
No obstante, Fagan continuó cometiendo crímenes y en 1984 atacó a un policía galés. Tres años después, fue declarado culpable por exposición indecente.
En 1997, Fagan, su esposa y su hijo de 20 años fueron acusados de vender heroína, delito por el cual pasó cuatro años de prisión.
Según los informes de los medios ingleses, Michael Fagan, de 73 años en 2022, todavía vive en Londres. Años antes sufrió de un infarto y en 2020 contrajo la COVID-19.