Nacido en 1791 en San Pedro de Lloc, el alférez José Andrés Rázuri fue elegido por don José de San Martín en 1821 para convencer a las tropas del norte peruano a sumarse a la justa libertadora, más exactamente en Piura y su natal La Libertad.
En vista de su éxito, decide vender todas sus cosas para formar una pequeña pero feroz unidad de caballería a la que llamó “Los Dragones de Pacasmayo”, integrada por voluntarios de Jequetepeque que posteriormente se unirían a los Húsares del Perú.
El 6 de agosto de 1824, en las pampas de Junín, los dragones pasarían su primera prueba de fuego.
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Bolívar había ordenado la retirada luego que su caballería sucumbiera ante las tropas del español José de Canterac. El argentino Isidoro Suárez, que todavía no había entrado a batalla, envía a Rázuri a pedir instrucciones al general José de La Mar. Recordemos que en esa época no había teléfono, todo se hacía a caballo.
Batalla de Junín
La orden fue clara: “Diga Ud. al Comandante Suárez que salve ese escuadrón como pueda”. O al menos eso creían todos. Al regresar donde Suárez, el Dragón instruyó: “Mi Coronel, el general La Mar ordena que cargue usted de todos modos”. Contragolpe y ¡Vamos Perú!
Los Húsares del Perú al mando del gaucho rompieron por la retaguardia las filas españolas, y el inglés Miller, que había tomado el comando de los Granaderos y Húsares de Colombia, aprovecha el desorden para reducir rápidamente a Canterac. Bolívar, que a los lejos ya solo se le veía el peinado, voltea y al ver la remontada envía un contingente de ayuda. Victoria patriota y La Mar no podía creerlo.
Y debió ser así, pues terminadas la batalla, La Mar mandó llamar a Rázuri y le dijo: “Debería usted ser fusilado; pero le debemos la victoria de hoy día”. ¿Y qué tal un “gracias”?
Simón Bolívar quedó tan encantado con el triunfo que decidió cambiarle el nombre a los Húsares del Perú y en adelante se llamaron “Los Húsares de Junín”, para distinguirlos de cualquier otra tropa de húsares en América. Recordemos que “húsar” era sinónimo de jinete ligero.
Por su parte, luego de la que sería una de las batallas más importantes entre realistas y patriotas en el proceso de la independencia del Perú, el dragón José Andrés Rázuri terminó sus días dedicándose a la agricultura en su amado norte peruano.
Como todo dragón, la vida le alcanzó para vivir incluso hasta después de la Guerra del Pacífico con Chile, y se cuenta que durante la ocupación ningún chileno se animaba siquiera a obligarlo a obedecer el toque de queda, pues su fama al frente de chilenos, argentinos, colombianos y peruanos para erradicar de América al ejército español había cruzado todos los Andes. ¿Cómo la ve?