El libro publicado por el periodista Umberto Jara nos acerca a esos primeros planos de la vida de Abimael Guzmán y de Augusta La Torre.,El Perú es vulnerable. El Perú carece de fuerzas para curar sus fracturas. La historia nos avasalla. Nos hace destruibles. Pero ¿qué hacemos para que la herida no siga siendo profunda? ¿En qué hemos avanzado? Para el periodista Umberto Jara, no hemos construido instituciones que nos permitan tener bases sólidas que combatan cualquier mal, que intenten desarrollarnos. Seguimos siendo frágiles. Y en la historia de nuestra fragilidad, Sendero Luminoso aparece en forma de dinamita. Si bien el libro que presenta Jara es sobre Abimael Guzmán y Augusta La Torre, no deja de contarnos lo poco preparados que estuvimos como sociedad para soportar la idea del terror. PUEDES VER: Ponciano del Pino: 'Cuando Sendero Luminoso llega a las comunidades, se encuentra con mundos densos' ¿La memoria es la cuerda más efectiva para no caer de nuevo en el abismo? Hablamos de ese abismo llamado Sendero. Al término memoria le están dando un cariz político en el último tiempo. Prefiero hablar de lectura. Lectura reflexiva, sin sesgos políticos, sin modificación de los hechos de la historia. Sobre esa base se debe hacer el esfuerzo de entender lo que ocurrió en el Perú. Digo entender y no juzgar que es una tara que está muy vigente en el Perú actual plagado de jueces y moralistas que exigen que la historia coincida con sus opiniones, lo cual es un signo de ignorancia inmensa. Leer, reflexionar, entender por qué ocurrió lo que ocurrió. Eso nos permitirá evitar el peor abismo que existe: el de la violencia, ya sea senderista o de cualquier otra índole. ¿Somos más vulnerables que antes o todo lo contrario? El Perú es, básicamente, un país vulnerable porque no construye instituciones. Por eso, las cosas son cíclicas. Pasamos de las peores crisis a momentos de bienestar y en el camino no construimos y terminamos siendo siempre frágiles. Y en los últimos años es mucho peor: los peruanos nos relacionamos a través de la agresión y eso nos hace aún más vulnerables. Hay una lucha legal contra el brazo político de Sendero, Movadef. Pero, ¿cuál es tu perspectiva desde el nosotros como sociedad? Como sociedad hemos aprendido muy poco, casi nada. Sendero Luminoso surgió porque encontró un sector de extrema pobreza y un pequeño grupo de peruanos aceptó la vía de la violencia como expresión de su desesperación. Han pasado los años y hay niños que siguen muriendo de frío en la sierra, peruanos que viven sin servicios de agua o de salud. No hemos construido un país. Se añade que Sendero Luminoso impuso la violencia y un gran número de peruanos en lugar de apreciar la paz ha elegido la violencia como manera de expresar. Las batallas campales que se arman en las redes sociales son la muestra más notoria. Libros como el tuyo ayudan a conocer más a ese alguien que quiso tomar el país dinamitándolo. ¿Qué falta contar? Las historias de las víctimas del terrorismo, las historias de quienes sufrieron las salvajes acciones de los senderistas. La izquierda ha sido muy activa en difundir las historias y los cuestionamientos a las acciones de los militares, pero siempre ha callado las salvajes acciones de Sendero Luminoso. Eso es lo que falta contar. Los macabros cuadernos de Guzmán y su caligrafía. Lo analizas también psicológicamente. No es un análisis psicológico porque carezco de esa competencia. Es un apunte en ese sentido porque es impresionante cómo este individuo puede tener una caligrafía tan ordenada e invariable que hace pensar en alguien sumamente obsesivo. Creo que la tarea pendiente es estudiar las patologías psiquiátricos de Guzmán, pero ojalá no lo hagan los psicoanalistas, esa rama que, por suerte, languidece. Guzmán es aceptado en la Universidad San Cristóbal de Huamanga. ¿Crees que en 1962 empezamos a jodernos más? Cada vez que se inicia un acto de una persona nadie sabe en qué va a terminar. Por eso no creo que el hecho de que haya ido a esa universidad en aquel año haya determinado algo. Las cosas ocurren, los hechos confluyen. Además, en el Perú no se necesita fijar fechas específicas para esa pregunta vargasllosiana: aquí nos jodemos todos los días y nos recomponemos todos los días. Volviendo a la vida de Augusta La Torre, se ha escrito poco de ella. Solo hablamos de si se suicidó o si murió de un infarto. Pero cumplió una labor importante para los intereses de Sendero. Su muerte es un misterio. Pero ese interés es puntual. Lo que importa es lo que hizo en su vida y allí las cosas son dramáticas y atroces: organizadora de Sendero Luminoso, creadora de la milicia femenina, propulsora del enajenado culto a la personalidad de Guzmán y responsable central de la brutal, salvaje violencia senderista. ¿Por qué fue así esta mujer? Es uno de los temas centrales de mi libro. ¿Podemos hablar que fue más importante que Elena Iparraguirre? Sin duda alguna.