Desde el primer capítulo de ‘A friend of the family’ (‘Un amigo de la familia’), Jan Broberg describe la personalidad de Robert Berchtold y explica cómo actúa un pederasta y psicópata desde que ingresa a una familia. Tras el libro ‘The Jan Broberg Story’ (2003) y el perturbador documental ‘Abducted in Plain Sight’, la actriz, activista y productora, cuenta su historia en una miniserie. En tiempos de #Metoo, responde a La República acerca de su intención de que los sobrevivientes de la violencia puedan señalar a sus agresores y sanar.
¿A quién diría que está dirigida la serie? Hay un punto en el que termina condenando frases como “por qué tardaste tanto en contarlo”.
Sí, espero que la audiencia, las familias, sepan que esto es común. Aunque es una historia fantástica porque involucra secuestros, lavado de cerebro, además del abuso sexual de una niña. Tenemos que cambiar ese diálogo para que, cuando alguien quiera contar su secreto, uno no se enoje con la persona. Uno tiene que enojarse con el perpetrador. Es muy frecuente que la gente se enoje con la víctima y eran personas que sufrieron “grooming”, que tenían miedo, les dijeron que si no lo hacían iban a lastimar a alguien de su familia. No fue culpa de mis padres, este hombre fue un maestro de la manipulación, y eso es muy importante que lo veamos porque tenemos que empezar a hablar sobre ello. No podemos mantenerlo en secreto y creer que todo va a mejorar porque todo va a empeorar.
¿Recuerda qué la hizo decidir contar su historia a través de un libro, series o documentales?
Cuando tuve a mi hijo recuerdo haber pensado: “¿La gente sabe que el depredador más común es alguien que ya quieren, alguien de su Iglesia, su escuela?”. Recuerdo estar hablando en este club de libros, estaba en Disney World trabajando como artista y las mujeres me hacían estas preguntas y yo pensaba: “Oh Dios, la gente piensa que es un extraño, no saben que pueden estar en sus familias”. Cuando nació mi hijo eso (esas preguntas) me afectaron tanto que en ese punto dije: “Tengo que contar mi historia”. 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 4 jóvenes son abusados antes de los 18 años por alguien que conocen. Eso se queda con ellos por el resto de sus vidas, su desarrollo se detiene, y otros problemas que padecen porque no tienen un lugar dónde hablar, dónde poder sanar porque la gente no habla de ello. No puedes curar el cáncer si no hablas nunca de ello. Tienes que hablar de esto. Por eso conté mi historia.
¿Y cómo fue ese proceso?
Pude ver a una muy buena terapeuta. ¿Sabes que la edad promedio en Estados Unidos en la que una persona habla de su abuso sexual es de 51 años? Han mantenido ese secreto horrible, han sentido que no valían nada, algunos tomaron drogas, alcohol, se han autolesionado, han sufrido anorexia, y todas otras cosas por no hablar de aquello tan horrible. No lo cuentan, no piden ayuda. Debería ser a los 25 años, cuando tu cerebro está plenamente desarrollado y sabes que te sucedió algo terrible que no te merecías. Yo hice terapia EMDR, hice talleres para que ciertas partes de mi cerebro sanen, aprendí cosas sobre mi sistema nervioso central, aprendí a calmarme a mí misma, a respirar correctamente, aprendí a no tener pánico.v