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Cine y series

Festival de Cine de Lima 2022: entrevista con Michelle Garza, directora revelación del cine mexicano

Ha sido llamada “la nueva joya del cine de México”. La joven directora presentó el filme de body horror “Huesera” en Lima, que viene recibiendo excelentes críticas.

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Michella Garza, directora mexicana de ‘Huesera’. “Tuve influencias de Pedro Almodóvar y David Cronenberg”, explica. (Foto: Sandro Mairata)

Crédito: Sandro Mairata

Una nota de Bloomberg Businessweek proclamaba a Michelle Garza (Ciudad de México, 1987) como “la nueva joya del cine de México”. Ella no se siente como tal: “Uf, para mí es fuerte. Para mí, que recién voy por mi primera película, es importante ir dando los pasitos”. Garza vino a Lima a presentar “Huesera” en el Festival de Cine de Lima en una función nocturna. Esa noche, la gigantesca Sala NOS de la Católica estaba a medio llenar. La directora no era conocida y muchos no sabían qué esperar de “Huesera”. Después de la exitosa proyección, Garza ha sido una de las más buscadas del festival.

“Huesera” es una historia de horror filmada desde una perspectiva de género. La mayoría del personal técnico está integrado por mujeres y en la historia, en pantallas, también hay solo unos cuantos hombres.

La trama se desarrolla en el México de hoy: Valeria (Natalia Solián) es una joven esposa que ansía ser madre junto a su apuesto e ideal esposo, Raúl (Alfonso Dosal). Pero Valeria siente presencias oscuras y fantasmales a su alrededor que la amenazan a ella y a su bebé. ¿Son realmente entes externos o el mal habita en su interior?

La historia oscila entre varios registros y explora temas como la renuncia a la rebeldía de la adolescencia en búsqueda de la ‘madurez’, la maternidad, la identidad sexual, las relaciones familiares y el submundo de la escena punk mexicana. Todo en uno. Hablamos con Garza días después de la proyección.

Tráiler de “Huesera”

—¿La recepción de “Huesera” era la que esperabas?

—Siempre sorprende. He tenido la oportunidad de ver la película con audiencias de lugares muy diferentes, muy lejanos a mí. En el caso de Perú, siento mucha más cercanía que las otras audiencias con las que hemos presentado, obviamente por tratarse de Latinoamérica, pero siempre es una sorpresa la verdad. Es increíble ver cómo las reacciones son distintas, las preocupaciones, las preguntas. Es superemocionante y me genera curiosidad de cómo los filtros, que cada persona tiene, ven de manera completamente distinta una obra que yo percibo de manera muy personal.

—En tus propias palabras, ¿de qué trata “Huesera”?

—Habla de cuando atraviesas un proceso tortuoso, doloroso, que muchas veces se da en la vida, pero que se tiene que atravesar para aprender algo de uno mismo. La película está inspirada en una situación familiar en la que a mí se me ocultó una historia. En las casas, hay historias que no se cuentan, que son los tabús, que son el silencio incómodo en la escena familiar; y el caso en específico de esta historia, en mi familia, había una pregunta respecto a un personaje familiar y que, por fin, se me dio la oportunidad a contar.

—Una parte de cuán bien funciona la historia es la elección de tu actriz, Natalia Solián, que tiene un rostro muy expresivo. Me recuerda a una Fiona Apple en versión latina.

—Tuve la fortuna de contar con una gran directora de casting, Rocio Belmont, y, de hecho, es ella una de las brujas que sale al final. En el caso de Natalia, fue casi que de inmediato yo sabía que era ella (para el rol). Es uno de esos casos… Es una cosa extraña que lo tiene ella en los ojos: con una pequeña reacción, que parece mínima, expresa algo enorme. Yo ya la había visto antes en el teatro un par de años antes y me había generado también una impresión brutal. Me acuerdo que salí y la busqué en Google de inmediato, quería saber quién era ella. Este es su primer protagónico.

—“Huesera” tiene pistas falsas. Al inicio, vemos una Virgen de Guadalupe en llamas, y uno piensa: “Ah, esto será algo satánico”; y no es así. ¿De dónde te viene jugar con las dualidades de lo que puede o no puede estar pasando?

—De mis géneros favoritos en el cine. Lo que más me ha influenciado sí es el horror psicológico. La trilogía de Polanski de “El bebé de Rosemary”, “Repulsión” y “El inquilino”, y similares, ese tipo de películas donde se construye una sensación que se acumula de que algo está mal, genuinamente mal, y muchas veces no sabes si es algo que existe realmente en el mundo o si es particular al personaje. Junto con mi guionista, estamos orgullosas porque nunca quisimos dejar claro si lo que ocurre es de su mente (de Valeria).

Michelle Garza, directora de cine. Foto: Sandro Mairata

—En Perú, el huesero es un quiropráctico informal. ¿Piensan cambiar el título para hacerlo más entendible? El filme se basa en un mito popular mexicano.

—La verdad se me hace chistoso porque para mí funciona muy bien, porque eso significa también en México. O sea, nosotros también usamos la palabra ‘huesera’ o ‘huesero’ para alguien que va y te ajusta. Para mí, es eso que hace la huesera cuando te truena para acomodarte, es perfecto porque justamente de eso trata la película. O sea, es un ser que es una mujer que se está enfrentando a una entidad que, literal, le parte, le truenan los huesos. A mí me encanta el título y no quisiera nunca tenerlo que cambiar; ya vi que lo cambiaron en Corea, le pusieron como “Tumba de huesos” o algo así, y yo ni sabía.

—El componente de género es fuerte: la mayoría del personal de producción y el reparto son mujeres. Esta decisión fue, entiendo, muy importante para ti. ¿Nos puedes contar un poco de eso?

—Mira, en realidad, nunca me lo propuse. No fue como decir: “La mayoría del club tiene que ser mujer”. De hecho, hubo muchos hombres en el equipo y también personas de disidencias: eso me encantó. Pero, realmente, creo que tiene que ver conque hizo sentido; o sea, si (es) una colaboradora creativa, por ejemplo, en el caso de la cinefotógrafa, su sensibilidad tiene que ver (con) el mundo, con el tema de la película también.

—Veo tu tatuaje del brazo, veo tu modificación en la oreja. En la película, Valeria tiene un pasado roquero y usa un polo de The Cure. ¿Es un homenaje a tu adolescencia, a tu propio pasado?

—Es interesante porque para mí era importante, por tratarse de mi ópera prima, de dar una representación a lo que es habitar la clase media de la Ciudad de México y mostrar cómo es tan compleja, cómo en un mismo día atraviesas mundos tan contrastantes, tan distintos, y está muy inspirado en mí por cómo he habitado mi ciudad. Y gran parte de mi vida en particular fue el punk y, obviamente, eso que le di al personaje también para mí ha sido un cobijo en muchos momentos de mi vida.

Agradecimientos: Vallejo Librería Café, Av. Camino Real 1119, San Isidro