Si una sala de cine fuera una escuela, las películas no tendrían por qué ser solo el recreo. Hay cintas que sirven como cauce de reflexión, como “La sociedad de los poetas muertos”, una clase magistral de vida dictada por el inigualable Robin Williams. Si bien era un genio de la comedia, su faceta como actor dramático le permitió destaparse con esas historias de color oscuro y extrañamente personales que tanto adoraba.
En motivo al Día del Maestro, recordamos cómo el actor se volvió profesor en un elitista y estricto colegio privado de Nueva Inglaterra. Gracias a él, un grupo de alumnos descubrirá la poesía, el significado del “carpe diem” y la importancia vital de luchar por alcanzar los sueños. Así como ellos, el espectador no es el mismo al terminar el filme que cuando empieza.
Después de 33 años, desde su estreno, este melodrama es un clásico por derecho propio. Una recomendación infaltable para cualquier persona, sea amante del cine o no, aproveche el presente o no. Nunca es tarde para subirse a una mesa y recordar que hay que mirar las cosas de un modo diferente.
Estas son algunas citas de “La sociedad de los poetas muertos” que dejaron huella: