Redacción Fama
Julie Andrews tenía 13 años, 12 meses después de su debut profesional, cuando cantó el himno inglés en el Royal Command Performance de Londres, en 1948, frente al rey Jorge VI y la reina Elizabeth. Pero, criada por artistas (adoptó el apellido del esposo de su madre, según su libro biográfico), la cantante, bailarina y actriz, siempre dijo que tuvo una niñez austera, lejos de las comodidades. Siete décadas después, a la niña prodigio ya convertida en leyenda, le pidieron su ‘aprobación’ para la nueva versión -millonaria- de ‘Mary Poppins’, la cinta que le dio el Óscar en 1965.
“Nadie va a superar a Julie Andrews”, decía Emily Blunt al ser consultada por su versión de la estricta niñera con poderes mágicos. Ayer, el Festival de Venecia la premió con el León de Oro honorífico por su aporte al cine. “Aún me sorprendo, fui una chica afortunada que pudo interpretar papeles bellísimos”, sostuvo la actriz de 83 años. “Mirando a la selección oficial de este año, me vuelvo a dar cuenta del gran poder del cine para unir a la gente”.
Tras el homenaje al español Pedro Almodóvar, el presidente del festival, Alberto Barbera, definió a la actriz como una figura icónica. “Una carrera extraordinaria con la que ha sabido admirablemente conciliar el éxito popular y sus ambiciones artísticas sin caer jamás en fáciles compromisos”.
No fue gratuito que Venecia eligiera al director Luca Guadagnino como maestro de ceremonias de la premiación a Andrews. El cineasta dirigió la exitosa adaptación de Call me by your name (2017), una historia sobre el descubrimiento de la orientación sexual y sus conflictos, que fue nominada al Óscar. La actriz ha sido también una figura transgresora, pudo ser una protagonista de comedias familiares, la inmortal ‘novicia rebelde’ con The Sound of Music (Sonrisas y lágrimas), pero también de proyectos más complejos como Victor/Victoria, cinta en la que la protagonista, debido a un fracaso artístico, recibe el consejo de un hombre gay y se convierte en ‘Victor’, personaje con el que tiene un éxito inmediato.
“Julie Andrews es un ícono del siglo XX y del XXI. Ha representado al máximo nivel la actuación, la danza, la música, la escritura y el activismo político. Su elegancia se ha convertido en un valor absoluto. Es única en la historia del cine y absolutamente inimitable”, dijo Guadagnino, tras la proyección de la película.
Julie Andrews, incansable, ha tenido tres nominaciones al Óscar y una docena de nominaciones a los Globos de Oro. Y ha vuelto a cantar a pesar de que perdió su característico registro vocal luego de una operación en las cuerdas vocales en 1997.
Voz de la reina de ‘Shrek’, una generación también la tiene presente desde uno de los primeros ‘taquillazos’ de Anne Hathaway, The Princess Diaries (2001). En la cinta que no tuvo la mejor crítica, interpretó a la reina Clarisse Renaldi. “Agradezco a los públicos de todo el mundo que, con su pasión por el cine, hacen que todo esto sea posible. Su apoyo continuo mantiene encendida la luz sobre la pantalla”, ha dicho ayer en Venecia, al cual llamó “el primer festival de mundo”.
Antes de salir del escenario, Andrews dejó un consejo para las nuevas generaciones. “Ser fieles a nuestros sueños. Las recompensas de este mundo serán incomparables”. El video de su interpretación frente a los reyes fue recuperado por British Pathe y suma miles de interacciones.