
Desde 2022, la región del sur de Italia ha sufrido un aumento de la actividad sísmica con enjambres de terremotos que amenazan a miles de residentes cerca del supervolcán Campi Flegrei, situado en el área metropolitana de Nápoles. Ahora, un equipo internacional de investigadores propone una gestión del agua subterránea para reducir la presión interna del sistema volcánico y frenar el riesgo de agitación del terreno.
Publicado en la revista Science Advances, el nuevo estudio sobre Campi Flegrei, liderado por expertos de la Universidad de Stanford y la Universidad de Nápoles, indica que no es el magma el principal responsable de los temblores recientes, sino el agua atrapada bajo tierra. Según los autores, controlar ese factor podría representar un cambio decisivo en cómo se enfrenta el riesgo volcánico en Nápoles.
Campi Flegrei es un gran volcán inactivo cerca de Nápoles que tiene un historial de erupciones y evacuaciones. Foto: Laporta
La clave del hallazgo está en la presión de fluidos acumulados en el subsuelo. Mediante imágenes de tomografía sísmica y ensayos en laboratorio, los investigadores constataron que cuando la capa superficial del volcán —llamada caprock— se sella, la presión de agua y vapor en la caldera de Campi Flegrei puede desencadenar terremotos sin necesidad de una intrusión de magma.
Una investigación revela que la presión del agua subterránea atrapada, y no del magma, podría provocar terremotos en la caldera italiana. Foto: NY Times
“Para abordar el problema, podemos gestionar el escurrimiento superficial y el flujo de agua, o incluso reducir la presión extrayendo fluidos de pozos”, explicó Tiziana Vanorio, profesora asociada de ciencias planetarias en Stanford, quien además vivió en la localidad de Pozzuoli, dentro del área afectada, y fue evacuada durante la crisis de 1984.
El equipo analizó los periodos de agitación entre 1982-1984 y 2011-2024. En ambos casos, la actividad comenzó con sismos a poca profundidad, en torno a 1,5 kilómetros, lo cual indica que los procesos responsables están relacionados con el sistema geotérmico sellado, y no con un ascenso de magma desde zonas más profundas.
El supervolcán Campi Flegrei se extiende unos 13 kilómetros al oeste del Monte Vesubio, y su centro está bajo la ciudad de Pozzuoli. Esta caldera se formó hace 39.000 años tras una erupción colosal y ha permanecido activa con alzas y bajas del terreno, un fenómeno conocido como bradisismo.
Evidencia del aumento de la actividad hidrodinámica en Campi Flegrei tras actividad sísmica. Foto: Tiziana Vanorio
En los años ochenta, el suelo se elevó más de dos metros y obligó a evacuar a más de 40.000 personas. Desde entonces, el lugar ha sido monitorizado constantemente por las autoridades italianas. Durante los últimos tres años, la zona ha registrado daños en viviendas debido al temblor constante, y muchos residentes se han quedado sin hogar.
“El proyecto es mi meta como ciudadana, no solo como geofísica, porque el estudio sugiere que el malestar sí puede manejarse, no solo vigilarse”, expresó Vanorio.
El nuevo modelo desarrollado por los investigadores describe a Campi Flegrei como un sistema cerrado donde la acumulación de agua genera presión hasta fracturar la roca. Los sismos permiten que el agua se transforme súbitamente en vapor, liberando esa presión y causando pequeñas explosiones internas que generan ruidos y temblores.
Los experimentos de laboratorio realizados en el Laboratorio de Física de Rocas y Geomateriales de Vanorio, reprodujeron este fenómeno utilizando un dispositivo similar a una cafetera italiana. En solo 24 horas, observaron cómo los minerales del subsuelo formaban fibras que sellaban las grietas, creando una trampa natural de presión.
“Visualizar la evolución temporal de los terremotos revela un patrón claro: los sismos se profundizan con el tiempo”, afirmó Tianyang Guo, investigador postdoctoral. Este comportamiento contradice la hipótesis del ascenso de magma, que mostraría sismos cada vez más superficiales.
Vanorio compara el sistema con una tormenta perfecta: “Tenemos el quemador —el magma profundo—, el combustible —el reservorio geotérmico— y la tapa. No podemos actuar sobre el magma, pero sí sobre el combustible”.