Durante décadas, Zelandia fue un misterio sumergido bajo las aguas del Pacífico. Conocido como el octavo continente, su existencia se había confirmado parcialmente, pero gran parte de su extensión seguía sin ser completamente explorada. Ahora, un equipo de investigadores de GNS Science en Nueva Zelanda concluyó la cartografía total de esta masa terrestre, que abarca casi tres millones de kilómetros cuadrados. Este avance arroja luz sobre una región que estuvo oculta por más del 95% bajo el agua.
Zelandia se separó del supercontinente Gondwana hace unos 80 millones de años, según los expertos. A diferencia de otras regiones como Australia, esta masa se hundió casi por completo. Sin embargo, gracias a la reciente investigación, el área sumergida de Zelandia ha sido estudiada en detalle, lo que permitió a los geólogos mapear sus unidades geológicas y comprender su historia única como continente.
El equipo liderado por Nick Mortimer utilizó dragados para extraer muestras de rocas en los dos tercios septentrionales de Zelandia. Estas pruebas incluyeron arenisca guijarrosa, caliza bioclástica y lava basáltica. El análisis geoquímico, combinado con la datación de las rocas y la interpretación de anomalías magnéticas, permitió reconstruir el mapa geológico de este territorio perdido.
Nueva Zelanda es la porción del continente Zelandia que se encuentra sumergido en el Océano Pacífico. Foto: Wik Commons
Los investigadores descubrieron materiales de diferentes épocas, como granito y guijarros volcánicos del Cretácico Superior, con edades de hasta 130 millones de años. Los basaltos, más recientes, tienen aproximadamente 40 millones de años. Este trabajo refutó teorías anteriores sobre la formación de la región, revelando que el estiramiento de la corteza terrestre fue clave para el hundimiento de Zelandia, un proceso que permitió la formación del mar de Tasmania.
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La exploración geológica destacó no solo su diversidad de materiales, sino también las dinámicas tectónicas que moldearon este continente. Los basaltos del Eoceno, junto con depósitos de arenisca y caliza, aportaron evidencia de la historia geológica de Zelandia. La deformación interna y el adelgazamiento de la corteza continental llevaron a su inmersión en el Océano Pacífico, sellando su destino como un continente sumergido.
Las partes de Zelandia sobre el nivel del mar son crestas que se formaron cuando las placas tectónicas del Pacífico y Australia se arrugaron juntas. Foto: GNS
Además, la investigación señaló cómo el estiramiento de las placas tectónicas alcanzó hasta 65 grados de variación, lo que provocó un adelgazamiento significativo de la corteza. Este hallazgo refuerza la teoría de que Zelandia es más que un fragmento continental, representando una masa terrestre única en el mundo.
Zelandia abarca una extensión aproximada de tres millones de kilómetros cuadrados y se encuentra en su mayoría bajo el agua. La porción emergida incluye Nueva Zelanda y algunas islas cercanas, pero la gran mayoría de su superficie yace sumergida en las profundidades del Pacífico.
Para los geólogos, Zelandia cumple con los criterios de un continente: una gran masa terrestre delimitada por características geológicas y tectónicas únicas. Su historia, vinculada al supercontinente Gondwana, y la diversidad de sus formaciones geológicas confirman su estatus como el octavo continente, una maravilla geológica que sigue revelando secretos.
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