El reciente informe del Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S) anunció un fenómeno sin precedentes: febrero del 2024 se ha registrado como el mes más caluroso de la historia a nivel mundial. Este mes no solo ha roto el récord de temperaturas elevadas, sino que también marca el noveno mes consecutivo en el que el termómetro supera los máximos históricos. El dato resalta la urgente necesidad de evaluar la efectividad de las medidas actuales para mitigar el cambio climático.
La alarma sobre estos récords de calor se une a la creciente preocupación por la rapidez con la que el planeta está alcanzando puntos máximos. Según los datos de C3S, la temperatura terrestre en febrero superó en 1,77 °C, el promedio de la era preindustrial. En un lapso de 12 meses, comprendido entre marzo del 2023 y febrero del 2024, hemos vivido el año más caluroso registrado, con temperaturas que sobrepasaron en 1,56 °C los valores de referencia históricos.
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La continuidad de estos récords climáticos subraya una tendencia alarmante hacia el calentamiento global sostenido. Los primeros 15 días de febrero del 2024 experimentaron niveles de calor "excepcionalmente altos", con picos que excedieron en más de 2 °C los valores registrados en el periodo 1850-1900.
Este fenómeno se inscribe en una serie de meses récord que, según Carlo Buontempo, director del C3S, "confirma el continuo calentamiento del sistema climático, que conduce inevitablemente a nuevos extremos de temperatura".
El año 2023 ha sido registrado como el más caliente de la humanidad. Foto: Climate Change Service
La persistencia de estas temperaturas extremas pone de manifiesto la insuficiencia de las estrategias actuales para frenar el avance del cambio climático. A pesar de los esfuerzos globales y los compromisos asumidos en tratados internacionales, como el Acuerdo de París, los indicadores actuales sugieren que las acciones emprendidas hasta la fecha no han logrado detener la escalada de la crisis climática.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) atribuye estas temperaturas extremas tanto al fenómeno El Niño como a la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, impulsada por las actividades humanas con el uso de los combustibles fósiles.
Mientras que El Niño calienta las aguas del Pacífico, alterando patrones climáticos y aumentando las temperaturas, los GEI atrapan calor en la atmósfera, exacerbando el calentamiento global. Juntos, intensifican las olas de calor, modifican las precipitaciones y contribuyen a establecer récords de temperaturas altas.
En Perú y en el planeta se está viviendo el verano más caluroso de la historia. Foto: IA / LR
Aunque El Niño comienza a mostrar signos de debilitamiento, se espera que La Niña haga su aparición hacia finales de año. Sin embargo, esto no necesariamente representa un alivio para las temperaturas globales. La superficie marina fuera de las regiones polares registró en febrero una temperatura de 21,06 °C, lo que supera el récord anterior y establece un nuevo máximo absoluto. Estos datos anticipan que, sin una reducción significativa en las emisiones de gases de efecto invernadero, los próximos meses podrían continuar marcando récords de calor.
El aumento sostenido de las temperaturas a nivel global representa una amenaza no solo para el medio ambiente, sino también para la economía, la salud y la seguridad alimentaria mundial. Estudios como 'The Lancet Countdown' advierten sobre el aumento de muertes relacionadas con el calor, la pérdida de productividad laboral y la inseguridad alimentaria como consecuencias directas del cambio climático. Frente a este panorama, se hace evidente la necesidad de adoptar medidas más contundentes y efectivas para contener el avance de esta crisis global.