A una distancia de 530 años luz, un planeta permanece girando alrededor de una estrella moribunda. La escena es imposible desde la teoría porque estrellas como esta, que es una gigante roja, se expanden y engullen a cualquier objeto cercano mientras agotan su energía nuclear. Sin embargo, es un fenómeno real que fue objeto de estudio para el astrónomo Marc Hon, de la Universidad de Hawái, y su equipo internacional de científicos.
El hallazgo de ' 8 Ursae Minoris b', que fue posible con el telescopio TESS (Satélite de Estudio de Exoplanetas en Tránsito), de la NASA, evidencia que la formación y destrucción de planetas son procesos más complejos de lo estimado, anteriormente, por la ciencia.
"No se había descubierto antes ningún sistema planetario como este. Este es el primero, que es bastante especial", declaró, a la BBC, el astrofísico Dimitri Veras, coautor de la investigación al respecto, que fue publicada en la revista Nature.
Representación del exoplaneta tras la fusión de dos estrellas. Foto: NASA
El equipo de investigadores sostiene que el misterio sería resuelto si se considera la presencia de una segunda estrella que se habría fusionado con la gigante roja. Esta se trataría de una enana blanca que quema helio, a diferencia de la otra que quema hidrógeno.
La posible unión habría impedido que la estrella agonizante se expanda más, evitando que destruya al planeta.
Una segunda teoría apunta a que la fusión de las dos estrellas expulsó una gran cantidad de polvo y gas, lo cual creó un disco “protoplanetario”, el cual contiene materia prima que podría haber originado la formación del planeta, además del nacimiento de un nuevo sistema planetario.