Un grupo de científicos descubrió organismos microscópicos desconocidos que habitaban en la Tierra hace 1.600 millones de años, cuando era un mundo primitivo muy distinto al que conocemos hoy. Las criaturas, denominadas “Biota de protosterol”, fueron encontradas en rocas extraídas de cursos de agua, de 1.000 millones de años de antigüedad.
El hallazgo brinda nuevas perspectivas de cómo se moldearon los ecosistemas en el planeta, pues estos individuos podrían ser los depredadores más antiguos que se conocen.
La biota de protosterol forman parte del grupo de organismos eucariotas, al que también pertenecen los animales, las plantas, los hongos y algunos organismos unicelulares, como las amebas. Hasta la actualidad, se consideraba que la primera criatura con núcleo celular era el LECA, como se conoce al Último Ancestro Común Eucariota (por sus siglas en inglés), que dataría de 1.200 millones de años. Sin embargo, el reciente descubrimiento sería más antiguo.
En el estudio que detalla este hallazgo, publicado en la revista Nature, los autores han denominado a estas criaturas "el mundo perdido de la vida compleja".
"Los restos moleculares de la biota protosterol detectados en rocas de 1.600 millones de años parecen ser los vestigios más antiguos de nuestro propio linaje: vivieron incluso antes de LECA”, afirmó Benjamin Nettersheim, uno de los investigadores de la Universidad Nacional Australiana (ANU), institución que lideró el estudio.
Se estima que la biota de protosterol habría sido más grande que las bacterias. Imagen: ANU
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Las criaturas halladas habrían sido muy abundantes en los ecosistemas marinos de todo el mundo —tanto en océanos, como en lagos—, en épocas en que no existían plantas ni animales. Aunque se desconocen sus características físicas, se estima que la biota de protosterol eran seres más complejos que las bacterias y más grandes que ellas, por lo que se consideran los primeros organismos depredadores.
Si bien se ignora cómo se dio la extinción de la biota de protosterol, los científicos sostienen que habría sido justo antes de que empiecen a surgir otras criaturas nucleoidas más avanzadas, como hongos y algas, hace 800 millones de años.
"Igual que los dinosaurios tuvieron que extinguirse para que nuestros antepasados mamíferos pudieran hacerse grandes y abundantes, quizá la biota protosterol tuvo que desaparecer 1.000 millones de años antes para dejar espacio a los eucariotas modernos", señaló el profesor Jochen Brocks, de la ANU.
Para lograr el descubrimiento, los investigadores estudiaron las moléculas de grasa fósiles que estaban dentro de una roca de 1.600 millones de años, extraída desde el fondo del océano, en la zona que hoy es el Territorio del Norte de Australia.
Según Nettersheim, hasta el presente hallazgo, se creía que los océanos eran un mundo bacteriano en sus inicios. Pero comprobar que existían este tipo de moléculas en rocas de otros cursos de agua de 1.000 millones de años, en diferentes partes del mundo, indica que no fue así y que, para aquel entonces, la biota del protosterol reinaba.
Para el estudio, participaron científicos de Australia, Francia, Alemania y Estados Unidos.