La mayor parte del material que compone nuestro sistema solar proviene de una nube de polvo y gas que colapsó hace 4.500 millones de años. En tanto, los elementos más pesados, como los metales presentes en la Tierra, tienen un origen más lejano.
Metales como el hierro y el cobre se forman dentro de estrellas mucho más grandes que el Sol o tras la explosión de estos astros (supernova). Sin embargo, hay metales más pesados, como el oro, que requieren un proceso aún más violento.
En las últimas décadas, los astrofísicos teorizaron que los elementos más pesados deberían formarse durante la colisión de dos estrellas de neutrones.
Una estrella de neutrones es lo que queda del núcleo de una estrella gigante tras su explosión. Su gravedad es tan fuerte que todas sus partículas subatómicas se combinan en neutrones, lo que genera un objeto extremadamente denso, con una masa mayor que la del Sol comprimida en una esfera del tamaño de una ciudad.
Representación de una estrella de neutrones, astro que posee un poderoso campo magnético. Fuente: NASA.
Cuando dos de estos cuerpos celestes chocan, la descomunal energía emitida permite que los neutrones se fusionen múltiples veces hasta formar los elementos más pesados del universo.
No obstante, esto era solo teoría hasta el 2017.
A mediados de ese año, los detectores LIGO y Virgo (EE. UU. e Italia, respectivamente) captaron ondas gravitacionales producidas por la colisión de dos estrellas de neutrones a 130 millones de años luz de la Tierra. Al mismo tiempo, telescopios terrestres y en órbita apuntaron en la misma dirección y lograron registrar imágenes del resultado de dicho fenómeno cósmico, el cual sucedía en el borde de la galaxia NGC 4993.
En las primeras noches de observación con los telescopios, los astrónomos de la UC Berkeley notaron que el color de la nube de la colisión era azulada, lo cual indicaba la formación de metales ligeros como la plata en las capas más externas.
Luego, con el pasar de los días, el brillo se volvió rojo, una señal inequívoca de que las capas internas estaban formando elementos más pesados, como platino, oro y uranio.
Imágenes de la nube resultante de la fusión de estrellas de neutrones, en el borde de la galaxia NGC 4993. Fotos: UC Berkeley
Un posterior análisis, publicado en la revista The Astrophysical Journal, determinó que el evento produjo una cantidad de oro equivalente a tres a 13 veces la masa de la Tierra.
En 2021, científicos del MIT y la Universidad de New Hampshire concluyeron que, si bien había otras fuentes potenciales, las colisiones de estrellas de neutrones eran la principal ‘fábrica’ de elementos pesados en el universo.
Otro equipo trató de explicar la abundancia de metales pesados en el sistema solar. La comparación de estos datos con las simulaciones indicó que probablemente hubo una fusión de estrellas de neutrones a 1.000 años luz de nuestra ubicación, 80 millones de años antes de que se formara el Sol y sus planetas.
Así, la nube que formó nuestro vecindario cósmico adquirió los metales preciosos que observamos en la actualidad.
Representación de una nebulosa protoplanetaria, como la que dio origen a nuestro sistema solar. Imagen: NASA
La misma investigación estimó que, en la Vía Láctea, nuestra galaxia, estos eventos cósmicos suceden entre una y 100 veces por millón de años.
A pesar de estos hallazgos, según otros análisis, todavía cabe la posibilidad de que fenómenos cósmicos desconocidos también estén produciendo aquellos elementos preciados, ya que su abundancia en el universo no ha sido explicada del todo.