Una tormenta solar impactó la Tierra la semana pasada y abrió un agujero en el campo magnético de nuestro planeta. Los efectos más notorios de este fenómeno fueron visibles en el cielo, donde aparecieron auroras rosadas, algo extremadamente raro.
El pasado 3 de noviembre, los científicos que vigilan el clima espacial registraron una tormenta solar de grado 1. A raíz de ello, según datos recogidos por Spaceweather.com, se detectó una grieta en la magnetósfera, como se denomina al campo magnético que rodea a la Tierra y la protege de las inclemencias del espacio.
Instantes después, alrededor de las 6 p. m., un grupo turístico en Tromsø, al norte de Noruega, avistó extrañas auroras rosadas durante un par de minutos. Este avistamiento, según los expertos, está vinculado con el fenómeno detectado recientemente en el campo magnético.
Aurora rosada captada desde Noruega. Foto: Markus Varik / Greenlander
Las auroras se forman cuando el viento solar, partículas cargadas de alta energía, atraviesan la magnetósfera e interactúan con la atmósfera. Esto sucede principalmente en los polos, donde el campo magnético es más débil, lo que permite que el viento solar llegue entre 300 y 100 kilómetros sobre la superficie terrestre.
Según la NASA, esta interacción hace que las partículas solares sobrecalienten los gases de la atmósfera y brillen en el cielo nocturno. A esas alturas, el más abundante es el oxígeno, por lo que las auroras suelen reflejar el color verde.
Una aurora boreal se aprecia sobre la costa ártica rusa el 30 de octubre de 2021. Foto: Yelena Vereshchaka
Pero el agujero en el campo magnético causado por la reciente tormenta solar permitió que el viento solar penetrara por debajo de los 100 kilómetros sobre la superficie. A esa altura, el nitrógeno es el gas más abundante y emite un brillo rosado cuando sus átomos chocan con las partículas solares.
De acuerdo con el reporte de Spaceweather.com, el agujero en la magnetósfera se mantuvo abierto durante unas seis horas. Durante ese lapso se avistó en Suecia luces azules y púrpuras, colores también relacionados al nitrógeno a distinta altura.
En ocasiones, las eyecciones solares que llegan a la Tierra contienen una combinación de campo magnético solar y ondas de choque que les permite penetrar profundamente la magnetósfera de nuestro planeta.
Campo magnético de la Tierra. Crédito: Peter Reid, The University of Edinburgh
En el siglo 20, los científicos pensaban que estas grietas se abrían y cerraban rápidamente, pero luego se descubrió que pueden permanecer abiertas durante horas.
“Descubrimos que nuestro escudo magnético tiene corrientes de aire, como una casa con una ventana abierta durante una tormenta”, indicó Harald Frey, autor principal de un estudio sobre este fenómeno.
“La casa desvía la mayor parte de la tormenta, pero el sofá está arruinado. De manera similar, nuestro escudo magnético se lleva la peor parte de las tormentas espaciales, pero algo de energía entra través de sus grietas, a veces lo suficiente como para causar problemas con los satélites, las comunicaciones por radio y los sistemas de energía”, explicó.
Por esa razón, las agencias espaciales como la NASA y la ESA vigilan el clima espacial desde sus satélites, de modo que se puedan alertar a los Gobiernos de eventos solares potencialmente dañinos para su tecnología e infraestructura.