Cada año, el océano Pacífico es un poco más pequeño y el océano Atlántico, un poco más grande. Si bien se trata de una diferencia de centímetros, lo cierto es que el continente de América se está alejando de Europa y África, pero también se está acercando a Asia.
Aunque no sea distinguible ahora, este proceso geológico se volverá más evidente en cientos de millones de años, cuando se formen lo próximos supercontinentes en la Tierra.
Aunque no lo notemos, la Tierra siempre está cambiando de forma. Esto se debe al desplazamiento lento pero constante de las placas tectónicas, trozos gigantes de corteza oceánica y continental que se ubican en la parte más externa del planeta (litósfera).
La corteza terrestre tiene 7 placas tectónicas principales (la africana, la antártica, la euroasiática, la indoaustraliana, la norteamericana, la pacífica y la sudamericana). También hay placas tectónicas de menor dimensión, como la placa de Nazca o la placa de Cocos.
Placas tectónicas de la Tierra. Foto: Gobierno de México
Y aquí viene lo importante: la metamorfosis de la Tierra está determinada por lo que ocurre en las fronteras entre placas.
Si estos límites entre placas son convergentes, significa que una se está hundiendo sobre la otra y, por lo tanto, hay corteza que está desapareciendo. A estos lugares se les llaman zonas de subducción.
En cambio, si los bordes entre placas son divergentes, quiere decir que ambas se están distanciando entre sí y dando origen a nueva corteza o nuevas placas. Se les conoce como zonas de expansión.
El motivo por el que el Pacífico se está encogiendo y el Atlántico se está ensanchando es que en el primer océano hay más zonas de subducción y en el segundo hay una gran zona de expansión conocida como la dorsal Mesoatlántica.
Esta cordillera submarina, que se ha formado donde convergen las placas norteamericana y sudamericana con las placas africana y euroasiática, tiene 1.500 kilómetros de ancho y se extiende a lo largo de 16.000 kilómetros, desde el sur de Islandia hasta el sur de África.
La dorsal Mesoatlántica es tan extensa que duplica la longitud de la cordillera de los Andes, la cadena de montañas más larga que existe en la superficie, estimada en 7.000 km. Asimismo, posee elevaciones tan altas que originan islas como Azores (Portugal) o Tristan da Cunha (Reino Unido).
La dorsal Mesoatlántica es la cordillera submarina más grande que existe en la Tierra. Foto: Digital Globe.
El océano Pacífico, por otro lado, está rodeado por una cadena de zonas de subducción que tiene forma de herradura y se extiende a lo largo de 40.000 kilómetros, conocida como el Cinturón de Fuego del Pacífico por la intensa actividad sísmica y volcánica que genera en las zonas que abarca.
Según el portal australiano ABC, el océano Pacífico se encoge aproximadamente de dos a tres centímetros cada año, mientras que el océano Atlántico se ensancha cerca de cinco centímetros en el mismo periodo.
Algunos científicos proponen que el océano Pacífico está destinado a desaparecer y formar un nuevo supercontinente, posiblemente Amasia (unión del continente asiático con el americano).
En un reciente estudio publicado en National Science Review, un equipo de investigadores de la Universidad de Curtin aseguró que Amasia podría formarse en 200 a 300 millones de años, según simulaciones hechas en computadora y considerando el ciclo de los supercontinentes.