En sus 4.500 millones de años de existencia, la Tierra ha estado conformada por varios ‘supercontinentes’. Hasta ahora, se tiene evidencia de que han existido tres: Columbia —también llamada Nuna— se formó hace 1.800 millones de años; Rodinia, hace unos 1.000 millones de años, y Pangea, hace 300 millones de años.
Tras la ruptura de Pangea, se formaron los siete continentes de ahora: América del Sur, América del Norte, Asia, África, Europa, Oceanía y la Antártida. Pero estos no serán definitivos, ya que algunos científicos han propuesto que la corteza está en camino a formar otra gran masa terrestre: Amasia.
Ilustración de cómo podría ser el supercontinente Amasia en 280 millones de años. Foto: Universidad Curtin
En un estudio publicado último 28 de septiembre en National Science Review, investigadores de la Universidad de Curtin, en Australia, realizaron una simulación en computadora de cómo se formará Amasia, el próximo supercontinente de la Tierra.
Para dicha tarea, utilizaron datos reales y actuales de las placas tectónicas (el grosor de su estructura y la fuerza a la que se mueven), así como del enfriamiento interno de la Tierra.
Su análisis arrojó que, paralelamente al ensanchamiento del océano Atlántico, el Pacífico, el océano más antiguo de todos —formado apenas con la ruptura de Pangea—, continuará su proceso de encogimiento, estimado en unos pocos centímetros cada año. Actualmente, su mayor ancho mide 19.000 km, según la enciclopedia Britannica.
De ese modo, estiman que dentro de 200 a 300 millones de años, América y Asia, con Australia acoplada en su lado sureste (entre India y Japón), formarán el gigantesco bloque continental llamado Amasia.
“Durante los últimos 2.000 millones de años, los continentes de la Tierra han chocado para formar un supercontinente cada 600 millones de años, conocido como el ciclo del supercontinente. Esto significa que los continentes actuales se unirán nuevamente en un par de cientos de millones de años”, expresó Chuan Huang, líder de la investigación y miembro del Grupo de Investigación de Dinámica de la Tierra de la Universidad de Curtin.
Según Zheng-Xiang Li, coautor del estudio, “la Tierra tal como la conocemos será drásticamente diferente cuando se forme Amasia. Se espera que el nivel del mar sea más bajo, y el vasto interior del supercontinente será muy árido con altos rangos de temperatura diarios”.
Como se trata de un proceso geológico de millones de años, los científicos solo pueden intuir, con datos de la vida real, cómo sucederá la formación de Amasia y a qué latitud de la Tierra se ubicará.
Por eso también que las conclusiones de los científicos sean distintas: un estudio publicado en Nature en febrero de 2012, por ejemplo, sugirió que el supercontinente Amasia no se formará en el ecuador del planeta sino cerca al Ártico, a 90 grados de donde se ubicó Pangea. En ese caso, la Antártida quedaría sola en el extremo sur.
Los desplazamientos de los continentes a través del tiempo se explican por la teoría de la tectónica de placas, la cual señala que las placas tectónicas, que conforman la litósfera (la capa más externa del planeta), se encuentran siempre en constante movimiento.
Así, se separan en las dorsales oceánicas (placas divergentes), se funden en las zonas de subducción (placas convergentes) y se deslizan entre sí en las fallas.
El océano Atlántico posee una gran dorsal oceánica, conocida como la dorsal Mesoatlántica, una especie de cordillera de 1.500 km de ancho y 16.000 km de largo que se ubica en el fondo del mar y da origen a nuevos lechos marinos.
El océano Pacífico, en cambio, concentra más zonas de subducción, las cuales están distribuidas en una especie de cadena circular conocida como el Cinturón de Fuego (el responsable de que dicha área y los países a su alrededor sean zonas altamente sísmicas).
Por ese motivo también es que el Atlántico es cada vez más ancho y el Pacífico cada vez más angosto.
Distribución de las placas tectónicas en la Tierra. Las placas divergentes son aquellas que se separan, mientras las convergentes son aquellas que hunden una sobre otra. Foto: AFP
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Aparte de Amasia, los científicos han propuesto al menos tres alternativas de supercontinentes, explica la BBC.
La más antigua de ellas, propuesta por el geólogo Cristopher Scotese en 1982 es Pangea Última, una gran masa de Tierra que tendría lugar si se forma un un nuevo límite de placa en subducción en el Atlántico, al este de Norteamérica, lo cual fusionaría dicho continente con África y Europa. Sería como un atolón, ya que dejaría un pequeño mar en su interior, rodeado por el este de América, el norte de la Antártida y el sureste de Asia.
Modelo del supercontinente Pangea Última. Foto: Hanahh Davis et. al.
Por otro lado, Novopangea, propuesto en 1990 por el geofísico británico Roy Livermore, consiste en el cierre del Pacífico, mientras que el Atlántico permanece abierto. Curiosamente, su distribución coincide con el modelo de formación de Amasia recientemente propuesto y no como sugería el estudio de 2012.
Modelo del supercontinente Novopangea. Foto: Hanahh Davis et. al.
Por último, Aurica, una teoría del geólogo Joao Duarte en 2016, se formaría con el cierre del Atlántico y del Pacífico. Esto dejaría al continente americano y a Australia, ‘apretado’ por África, Europa y Asia (por su este) y por Australia y la Antártida (por su oeste).
Modelo del supercontinente Aurica. Foto: Hanahh Davis et. al.
Pangea (”toda la Tierra”, en griego) fue el último vasto continente que se formó en la Tierra y el cual estaba rodeado de un océano global llamado Panthalassa. Según la enciclopedia Britannica, esta gran masa continental se habría comenzado a formar en el Período Devónico, hace 419,2 millones de años.
La existencia de Pangea fue propuesta en 1912 por el geógrafo alemán Alfred Wegner quien se percató que las siluetas de los continentes actuales encajaban como un rompecabezas y que existían similitudes entre los minerales y los fósiles de dinosaurios que se habían encontrado en la costa este de América del Norte y la costa oeste de Europa y África.
Los científicos pueden construir mapas de cómo se veía el mundo hace miles de millones de años a partir del estudio de los minerales presentes en las rocas, los cuales revelan su fecha de origen y, por su registro del campo magnético terrestre, también su antigua ubicación en el globo.
La corteza terrestre posee en total 17 placas.
Las 7 placas tectónicas principales, que son las de mayor dimensión (mayores de 40 millones de kilómetros cuadrados) son la africana, la antártica, la euroasiática, la indoaustraliana, la norteamericana, la pacífica y la sudamericana.
Hay otras 10 placas tectónicas menores que oscilan entre los 200.000 km2 y los 17 millones de km2. Estas son la placa de Nazca, la placa de Cocos, la placa del Caribe, la placa del mar de Filipinas, la placa Arábiga, la placa Caroline, la placa Scotia, la placa de Birmania, la placa de Nuevas Hébridas y, la más pequeña de todas, la placa de Juan de Fuca.