En 2016, un equipo de científicos dio a conocer la existencia de un exoplaneta que orbitaba tres soles, al cual nombraron HD 131399Ab. Sin embargo, nuevos datos y observaciones han llevado a sugerir que realmente no existe, por lo que los autores del estudio decidieron retirar su investigación.
Science, la misma revista que divulgó el hallazgo, hace ahora eco de la retractación que publica el grupo, encabezado por Kegin Wagner, astrónomo de la Universidad de Arizona, En Estados Unidos.
Con datos del Very Large Telescope (VLT), el equipo afirmó que HD 131399Ab era un exoplaneta gigante gaseoso en un sistema planetario con tres soles: uno mayor y otros dos anclados gravitacionalmente entre sí. Además, se hallaba tan lejos de la estrella mayor que un año allí duraba más de cinco siglos.
Otros datos sorprendentes del cuerpo celeste eran que se ubicaba a unos 320 años luz de la Tierra, en la constelación de Centaurus, y tendría unos 16 millones años, por lo cual se lo catalogó como uno de los planetas más jóvenes jamás descubiertos.
No obstante, los mismos autores señalan ahora que otro equipo realizó observaciones de seguimiento con el mismo telescopio (pero en un tiempo mayor) y concluyeron en un informe que “la detección del exoplaneta podría haber sido un falso positivo”.
Wagner y su equipo escriben en el artículo que la estrella primaria HD 131399A tiene “un paralaje varias veces mayor que el presunto exoplaneta, lo que confirma que el objeto es una fuente de fondo y no un exoplaneta asociado al sistema estelar en cuestión”. En otras palabras, se trata de una estrella gigante roja que se ubica muy lejos de los tres soles estudiados.
“Cuando sacamos nuestro estudio estábamos muy seguros. El espectro, el brillo y el movimiento del objeto le hacían parecer totalmente un planeta en un sistema solar triple. Y calculamos que la posibilidad de que fuera un falso positivo era muy baja”, declara Wagner al diario El País. “Fue un mazazo”.
“En nuestras primeras observaciones el objeto parecía muy alineado con el movimiento de su estrella, era muy consistente con un planeta. Sin embargo, cuando pasó el tiempo y observamos más, vimos que ese movimiento era más coherente con el de una estrella que se movía bastante rápido y estaba alineada con la del astro principal”, señaló el científico.
“Ahora pensamos que se trata de una estrella gigante roja, probablemente en combinación con un disco a su alrededor que la hace incluso más brillante en luz infrarroja”, añade Wagner.
Con información de EFE y El País.