El viernes 7 de enero se realizó una hazaña histórica para la medicina. Un equipo de cirujanos estadounidenses trasplantó con éxito un corazón de cerdo a David Bennett, un hombre de 57 años que se ha salvado de la muerte y ahora goza de buena salud tras la operación.
El hito médico es el primero de su tipo, pero para Revivicor, la empresa que lidera la ciencia del xenotrasplante (la implantación de órganos de especies distintas al cuerpo humano) es solo un paso más en su camino.
El año pasado, por ejemplo, también implantaron un riñón de cerdo a una mujer que había sido declarada en muerte cerebral. Mientras tanto, en su ‘catálogo’ disponen de muchos otros órganos más.
Los médicos se preparan para implantar un corazón porcino de Revivicor a David Bennet, un hombre estadounidense de 57 años. Foto: University of Maryland School / EFE
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Revivicor, dirigida por la empresaria trans Martine Rothblatt, lleva operando desde 2003 en el rubro de los xenotrasplantes y fue creada a partir de la compañía británica PPL Therapeutics. Esta última estuvo involucrada en la clonación del primer mamífero en la historia: la oveja Dolly.
Al igual que otras empresas en esta rama de la ciencia, Revivicor acumulaba años de fracasos hasta que la aparición de la tecnología CRISPR dio un vuelco a su historia. Este proceso de modificación genética (también llamado tijeras genéticas) le mereció el premio Nobel de Química a las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennier Doudnam en 2020.
Los cerdos son la especie idónea por excelencia para el xenotrasplante, ya que sus órganos son similares al de los humanos, pero realizarlo no es tarea sencilla, ya que nuestro sistema inmunológico lo detecta como un cuerpo extraño y puede rechazarlo a un corto o largo plazo.
Es por ello que Revivicor cría cerdos modificados genéticamente que permiten engañar la respuesta inmune. En el caso de David Bennet, por ejemplo, Revivicor inactivó un gen del cerdo relacionado con el crecimiento del corazón, ya que así facilitaría su encaje en el pecho del paciente.
Por otro lado, también se pueden modificar genes en las células del animal donante que pueden ‘pasar por alto’ un cuerpo extraño como si fuese el de un humano. Las modificaciones genéticas son distintas en los laboratorios del mundo dedicados al xenotrasplante.
Cirujanos durante el trasplante de corazón de cerdo al paciente. Foto: Centro Médico de la Universidad de Maryland
Sin embargo, los científicos no saben qué tan bien estos nuevos órganos pueden ser tolerados por el cuerpo humano, por lo que las personas receptoras necesitan una inmunosupresión más potente que también conlleva sus propios riesgos.
Mientras, se espera que las piezas porcinas sean la solución más inmediata para suplir la larga fila de espera de trasplante de órganos, donde los principales demandantes son quienes padecen accidentes de tránsito.