El Stegouros elengassen, un enigmático dinosaurio cuya cola en forma de garrote ha causado desconcierto en científicos, fue presentado este miércoles 2 de diciembre por paleontólogos chilenos, tres años después de que sus restos casi intactos fueran descubiertos en la Patagonia, en el sur de Chile.
En febrero de 2018, un grupo de 19 científicos realizaba excavaciones en Cerro Guido, un prolífico yacimiento de restos de dinosaurios ubicado en una agreste zona de la Patagonia chilena, donde encontraron rocas con huesos de lo que parecía un dinosaurio ornitópodo.
Pero, desde el fondo de la tierra, sorpresivamente aparecieron los restos de una cola que los desconcertó.
“Fue la principal sorpresa (…) esta estructura es absolutamente desquiciada, porque la cola estaba recubierta de estos siete pares de huesos dérmicos, cinco de los cuales estaban fusionados en la mitad de la cola, tapando estos huesos, produciendo un arma absolutamente distinta a todo lo que se conocía para cualquier dinosaurio”, dijo Alexander Vargas, uno de los paleontólogos, durante la presentación del descubrimiento en la Universidad de Chile, en la que también participaron autoridades del Gobierno.
Ficha sobre el Stegouros elengassen, una nueva especie de dinosaurio descubierta en la Patagonia chilena. Foto: Gustavo Izus, Nicolas Ramallo, Tatiana Magarinos / AFP
Los expertos se mostraron sorprendidos, también, de haber logrado descubrir el 80% del esqueleto del dinosaurio casi intacto.
Después de la realización de análisis, estimaron que el animal vivió en la zona entre 71 a 74,9 millones de años atrás. Tenía una longitud de unos dos metros, pesaba cerca de 150 kilos y era herbívoro. El descubrimiento fue publicado también en la reconocida revista científica Nature.
Una extrañísima cola
La extrañísima cola poseía siete pares de huesos dérmicos proyectados lateralmente, que le dan un aspecto similar a una fronda de helecho o a un Macuahuitl, garrote de guerra utilizado por los antiguos aztecas que habitaron Centroamérica.
Justamente, este rasgo dio origen al nombre que los científicos dieron al dinosaurio: Stegouros elengassen”. Stegouros se traduce como “cola techada”, mientras que “elengassen” es el nombre de un mítico monstruo acorazado en la tradición de los antiguos pueblos patagones o tehuelches del sur del continente americano.
Reconstrucción artística de la cola del Stegourus. Foto: Lucas Jaymez / Dinoesculturas
Los expertos sostienen que los restos se tratarían de un linaje desconocido de un dinosaurio “acorazado” nunca visto en el hemisferio sur, con características asociadas a otras especies ya identificadas en el norte del continente, como las colas con púas pareadas de los estegosaurios o la enorme maza redondeada en la cola de los anquilosaurios que vivían en los dos hemisferios.
“Desconocemos las razones por las cuales evolucionó una estructura como esta (la cola). Sí sabemos que dentro de los grupos de los dinosaurios acorazados parece haber una tendencia a desarrollar de manera independiente distintos mecanismos de defensa en base a huesos dérmicos”, expresó Sergio Soto, otro de los paleontólogos.
Un nexo entre América y la Antártida
Los fósiles del Stegouros fueron encontrados en el valle de Las Chinas, en Cerro Guido, cerca de la frontera con Argentina (unos 3.000 km al sur de Santiago de Chile). Con una extensión de unos 15 km, allí afloran distintas formaciones de rocas que contienen fósiles que han sido estudiados por científicos desde hace varios años.
Para los paleontólogos, esta zona es una especie de libro que permite entender las sucesiones de flora y fauna que habitaron ese lugar. Esto también ha ayudado ha descubrir la cercanía que hubo hace millones de años entre lo que hoy es América y la Antártida.
Científicos chilenos observan los restos fósiles del Stegouros elengassen. Foto: Martin Bernetti / AFP
“Existen distintas evidencias contundentes de que hay una conexión biogeográfica con otras regiones del planeta, en este caso, Antártida y Australia, porque tenemos dos dinosaurios acorazados cercanamente emparentados con este (Stegouros)”, apuntó Soto.
“Gran parte de la biota (conjunto de organismos vivos) que se conforma en el extremo austral (sur) de Sudamérica y que hasta el día de hoy tenemos preservada —por ejemplo, los bosques de Notofagus (árboles y arbustos del hemisferio sur)— probablemente provienen de esta conjunción de estos continentes y la comunicación (...) donde pasaban estos dinosaurios libremente”, agregó.