Morteza Mahmoudi, profesor asistente en el Departamento de Radiología y el Programa de Salud de Precisión en Michigan State University, ha divulgado que, con la ayuda de la nanomedicina, la comunidad científica necesita monitorear de una forma más estable las diferencias que existen entre hombres y mujeres respecto a la vacunación contra la COVID-19 y su salud, en líneas generales. En sus palabras, desarrollar estrategias nos prepararía para enfrentar amenazas posteriores.
Dicho esto, Mahmoudi y un conjunto de investigadores publicaron tres artículos especializados y revisados por pares a fin de sentar las bases acerca de esta temática actual.
El primer estudio se encuentra colgado en la revista Nature Communications. Allí, el profesor Mahmoudi junto con expertos de su mismo centro de trabajo, la McGill University (Canadá) y la Georgia Institute of Technology (Estados Unidos) dijeron que su informe intenta resaltar la importancia del sexo a nivel celular y molecular.
“Una consideración más profunda de la fisiología sexual, entre otras variaciones críticas (por ejemplo, el estado de salud de los individuos), permitiría a los investigadores diseñar y desarrollar productos de nanomedicina terapéuticos y de diagnóstico específicos para cada sexo más seguros y eficientes”, resaltaron los firmantes del documento subido a la web este jueves 20 de mayo.
Además, dejan en claro que otros investigadores deben ser más transparentes al momento de redactar el informe de sus limitaciones, capítulos donde se advierten algunos márgenes de error.
Otro factor a reflexionar es que la nanomedicina, según Mahmoudi, solo se utiliza de manera sólida en mujeres cuando reciben terapias que les afectan estrictamente a ellas. Se refiere, por ejemplo, al cáncer de mama.
En la revista Advanced Drug Delivery Reviews, se destacaron “las diferencias fisiológicas y anatómicas entre sexos”. Se dieron alcances sobre cómo esa disparidad puede influir en la eficacia terapéutica, los efectos secundarios y la seguridad de la administración de medicamentos de los productos de nanomedicina.
Respecto a las vacunas, también hay diferencias identificables. Los ensayos clínicos de Moderna demostraron que los hombres estaban protegidos por un 95,4% de efectividad contra la COVID-19; las mujeres llegaban al 93,1%.
Centrándonos en Pfizer y BioNTech, el 96,4% de efectividad lo tienen los hombres; las mujeres, el 93,7%.
El 13 de mayo, Mahmoudi y el Departamento de Medicina Molecular en la Universidad Sapienza de Roma (Italia) publicaron en Molecular Pharmacology otro estudio. Dentro de los párrafos del resumen exhaustivo se puede subrayar: “Una comprensión completa de los efectos del rol sexual en la respuesta a los productos de nanomedicina es esencial para construir una respuesta efectiva e imparcial a la pandemia”.
“La mortalidad dominada por los hombres contra el nuevo coronavirus (en 37 países) puede deberse, al menos en parte, a las respuestas del sistema inmunológico específico del sexo”, prosiguieron explicando.
Algunas empresas farmacéuticas usan nanopartículas basadas en lípidos con ingredientes de vacunas para enviar la carga útil a las células. El equipo de científicos realizó un experimento con el objetivo de verificar la eficacia entre hombres y mujeres.
En total, 18 pacientes, ocho hombres y diez mujeres, cedieron muestras de sangre y les agregaron las nanopartículas. Las discrepancias entre ambos sexos fueron encontradas en las llamadas células asesinas naturales (NK), un linfocito del sistema inmunitario innato.
De acuerdo con Mahmoudi, esa clase de células en mujeres absorbió menos nanopartículas que los hombres.
“Los ensayos clínicos (alrededor del mundo) se realizaron con decenas de miles de pacientes. Sabemos que las diferencias están ahí y que debemos monitorearlas (...). Ahora tenemos a millones de personas recibiendo las vacunas. Son millones de puntos de datos. Tenemos que salir y conseguirlos”, concluyó.