Hablar de inmunidad contra el nuevo coronavirus es un terreno todavía desconocido. Al respecto, algunos estudios han afirmado que los anticuerpos protectores contra este virus duran solo semanas o, como máximo, un par de meses. Esto, sumado a los recientes casos de reinfección por COVID-19, ha generado incertidumbre en la población.
Pero la comunidad científica no ha dejado de investigar y un nuevo análisis masivo publicado en la revista Inmunity abre luces de esperanza. Un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, encontró que es posible generar inmunidad duradera contra la COVID-19. De acuerdo con los expertos, existen otros anticuerpos, que no han sido registrados en los anteriores estudios, cuya permanencia en el organismo supera el medio año.
“Nuestro estudio demuestra que es posible generar inmunidad duradera contra este virus”, explica a El País Deepta Bhattacharya, investigador y coautor del trabajo. “En las infecciones moderadas que hemos analizado la respuesta de anticuerpos parece bastante convencional, los niveles de estas proteínas suben al principio y luego bajan, pero después se estabilizan”, agrega.
Los investigadores consideran que los otros análisis que aseguran que los anticuerpos decaen en poco tiempo no se equivocan. Sin embargo, indican que estos solo se centraron en un tipo de anticuerpos: los primeros que aparecen tras una infección y que tienen una corta vida.
Cuando el organismo es atacado por un patógeno externo, la respuesta inmune reacciona en dos etapas. Durante la primera, se activan células capaces de segregar anticuerpos no específicos, como los IgM. Al cabo de unos días, otro tipo de células entra al campo de batalla y son muchos más específicos: los IgG.
Pero en esta segunda tanda de defensas también intervienen otros anticuerpos, cuya función es unirse a la proteína S (spike) del coronavirus —que sirve de ‘gancho’ para abrir las células humanas e infectarlas— y bloquearla. Son los neutralizantes que frenan la propagación del virus en el organismo atacando específicamente a esta espícula, al contrario de las inmunoglobulinas M y G, que atacan la nucleocápside (proteína N) —donde se encuentra el ARN—.
Estructura del SARS-CoV-2
Es decir, los otros estudios solo midieron la duración de los anticuerpos contra la proteína N que, efectivamente, decaen en poco tiempo. Mas no consideraron los anticuerpos que atacan la proteína S del SARS-CoV-2, precisan los científicos.
Para demostrarlo, el equipo se basó en una campaña masiva de test en la que participaron 30.000 personas. Se eligieron los datos de 6.000 de ellas y se analizó la producción de anticuerpos neutralizantes en más de 1.000.
Bhattacharya afirma que aunque se encontró que la duración de estos anticuerpos duran entre cinco y siete meses, cree que puede ser por mucho más tiempo. Por el momento, no hay forma de probarlo, ya que la pandemia de la COVID-19 llegó a Arizona relativamente tarde.
“Solo hemos podido analizar a seis personas que se habían infectado hace entre cinco y siete meses, pero tenemos muchas más que lo hicieron hace entre tres y cinco meses. No tenemos una bola de cristal para saber cuánto duran los anticuerpos, pero basados en lo que sabemos de otros coronavirus esperamos que la respuesta inmune se mantenga al menos un año y probablemente mucho más”, concluye.