La nave OSIRIS-REx de la NASA llegó a la órbita del asteroide Bennu en diciembre de 2018. Ahora se prepara para hacer, este 20 de octubre, un histórico aterrizaje en su superficie y recoger muestras que traerá a la Tierra para ser estudiadas en detalle.
De acuerdo con los datos que la nave ha obtenido hasta ahora, Bennu no es solo una roca inhóspita. Este cuerpo espacial, de 500 metros de diámetro, está rodeado de escombros, muchos de los cuales son expulsados para volver a caer en su superficie o terminar girando a su alrededor.
Ahora, seis estudios publicados recientemente en las revistas científicas Science y Science Advances, revelan una fascinante historia que estaba oculta en estos escombros, así como las propiedades físicas del asteroide.
Una de las investigaciones, dirigida por Amy Simon de la NASA, informa que parte de lo que está regado sobre la superficie del asteroide es materia orgánica y compuestos de carbono, ingredientes químicos esenciales para la vida. “Esta materia orgánica puede contener carbono en una forma que se encuentra a menudo en biología o en compuestos asociados con la biología”, explica la NASA en un comunicado.
Esta es la primera detección sólida de tales elementos en un asteroide cercano y es consistente con la hipótesis de que los asteroides y meteoritos podrían haber llevado algunos de los ingredientes para la vida en nuestro planeta.
En tanto, un estudio espectral dirigido por Hannah Kaplan de la NASA, revela vetas brillantes de carbonatos que recorren el terreno del asteroide como si fueran pequeños canales. Según el equipo de investigadores, estos carbonatos son similares a los que se encontraron en meteoritos alterados por agua.
Los científicos estiman que algunas de las vetas, de un metro de largo y varios centímetros de espesor, son evidencia de que el agua fluyó sobre las rocas como parte de un sistema hidrotermal que estuvo presente en el cuerpo principal que dio origen a Bennu.
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“El flujo de líquido en el cuerpo padre de Bennu habría tenido lugar a distancias de kilómetros durante miles o millones de años”, escribieron en el artículo.
Otro estudio muestra que el asteroide sufrió una serie de impactos que expusieron material antiguo en la superficie. Una de esas zonas es el cráter Nightingale, donde aterrizará la OSIRIS-REx. Por tanto, se espera que las muestras tomadas contengan huellas de lo que sucedía en las primeras épocas del sistema solar, junto con los posibles ingredientes para la vida que se han detectado.
Las demás investigaciones muestran desde un mapa digital en 3D de la superficie del asteroide hasta la densidad del asteroide y la gravedad que genera.
Todos estos nuevos datos no solo sirven para conocer a fondo al asteroide, sino también como una guía para que los científicos sepan cómo analizar las muestras cuando lleguen a la Tierra.
Pronto sabremos qué más esconde ese cuerpo que cada seis años se acerca a la Tierra.